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PILAR FERNÁNDEZ | Empresaria, dueña de un restaurante en La Habana

"En este momento dulce, más sigue perdiendo España en Cuba por la política de Aznar en la UE"

La empresaria avilesina se instaló en Cuba tras su divorcio y ahora tiene un restaurante de comida española y asturiana

Pilar Fernández, durante su última visita a Oviedo. JULIÁN RUS

En Casa Pilar de La Habana sirven cachopos y croquetas de cabrales. Es un restaurante con tres espacios, 15 trabajadores y capacidad para 50 personas, donde comen y cenan empresarios y diplomáticos extranjeros, artistas internacionales y cubanos que se lo pueden permitir. Está en Miramar, el barrio de la clase alta en 1959. La avilesina Pilar Fernández lo abrió en 2012, cuando consiguió la residencia permanente y Raúl Castro permitió que los cubanos abriesen negocios "cuentapropistas".

-¿Qué tal se come en La Habana fuera de Casa Pilar?

-Hay necesidades económicas importantes y debe abrirse a mercados internacionales, cosa que el Gobierno sabe y en la que trabaja. Pese al bloqueo, Cuba no es más pobre que países de su entorno.

Pilar Fernández (1955) estudió en Oviedo secretariado bilingüe y empresariales, se casó, montó tiendas de interiorismo en Luanco y Oviedo y entró en contacto con Cuba en 1995 cuando presentó un stand de mobiliario ergonómico para los hospitales del turismo sanitario en la feria de La Habana. En 1997 se divorció de su marido y socio, se puso a pensar qué hacer y...

-A veces la vida no te deja pensar. Tenía 42 años, era "Empresaria del año" en Asturias y en estas circunstancias te salen novios sentimentales y empresariales: Central Lechera Asturiana me contrató para construir una planta de producción a las afueras de La Habana. Fui dando palos de ciego, conociendo el país y acordando con el Gobierno para lograr una empresa mixta que se firmó en 2000 en una visita de Tini Areces. No fui directora general de la planta gracias a Pedro Astals. Nunca me gustó el olor de la leche. Prefiero la noche y el ron.

-Mejor la leche de pantera.

-Sí. Al mes estaba dirigiendo La Jiraldilla, un complejo turístico del Estado cubano y de hosteleros y licoreros españoles, con la mayor discoteca del Caribe, Macumba Habana, cava con 30.000 botellas de vino del mundo, tres restaurantes y una parrilla. Acabó el contrato y regresé a España. En Cuba dicen que "todo lo que sucede, conviene".

-¿Por qué lo dice?

-Pensé que regresaba a emprender una nueva etapa, pero vine a estar con mi padre, que se iba a morir aunque nadie lo sabía porque no estaba enfermo. Abrí una inmobiliaria en Oviedo que traspasé cuando tuve la oferta de un fondo de inversión inglés, un mes antes de que mi padre se muriera de golpe. Me propusieron llevar el mantenimiento e imagen del centro de negocios más importante de Cuba, Miramar Trade Center. Me conocían de la asociación de empresarios españoles en Cuba y de la noche de La Habana. Estuve desde 2006 a 2012.

-¿Qué ha cambiado en Cuba en los últimos meses?

-La llegada de empresas nuevas ahora es la bomba. La isla se abre poquito a poco en un proceso promocionado por ellos mismos. Los 18 meses de negociación con EE UU sin que nadie supiera son un ejemplo de discreción y elegancia. Cuba no entregó nada a cambio. EE UU pidió abrir relaciones y eso significa que Obama reconoce el fracaso de ese bloqueo, que dio al Gobierno todos los argumentos y excusas e hizo pasar tremendas necesidades a la gente.

-España en Cuba, ahora.

-España es la familia, los abuelos de Cangas del Narcea, de Ortigueira, de Gerona o de Andalucía, y Cuba no es igual que Perú o Brasil, pero nunca se va a olvidar lo que hizo José María Aznar cuando propuso la posición única en la UE contra la isla. No sirvió para nada y, al final, Hollande fue el primero en verse con Raúl, están los alemanes, los canadienses, ahora los estadounidenses. ¿Y los españoles? Más se sigue perdiendo en Cuba. El Gobierno español ha cambiado un poco el discurso.

-¿Qué quieren los cubanos?

-Mejorar su nivel de vida. Tienen preparación y quieren seguir formándose con viajes o más internet. No veo otras necesidades.

-La apertura española y la cubana. ¿Tienen que ver?

-En España había más antifranquismo que en Cuba anticastrismo. La disidencia es etérea.

-¿Cómo se encuentra allí?

-Muy bien.

-¿Para no volver?

-Nunca he dejado de volver, hasta tres veces al año. La isla es muy cómoda, no tiene violencia, la gente es supersolidaria y encantadora, el clima es maravilloso, la música espectacular. No tengo familia; sí muchos amigos, periodistas casi todos.

-¿Es usted revolucionaria?

-No soy comunista ni partidaria de totalitarismos, pero tampoco detractora de una revolución a la que se condenó desde el primer momento y que acabó con una dictadura. En qué se convirtió luego es culpa de muchos.

-¿Qué aprendió en Cuba?

-Que se puede ser feliz con menos chismes. Vengo a España, móvil con internet, wasaps y estoy menos tranquila. Los cubanos son grandes conversadores, simpáticos y dan lo que tienen. Son muy respetuosos con los demás y piden respeto. Un directivo cubano me dijo: "Mire, Pilar, si voy a su casa y me recibe en su dormitorio, veo que cocina en el baño y se baña en la cocina pienso 'Pilar está loca pero está en su casa y no soy nadie para decirle como tiene que vivir'". Pensé: Oído, cocina. Te adaptas. No puedo pretender que mis camareros corran como los de la sidrería de la esquina.

-¿El abastecimiento?

-Hay 500 restaurantes en La Habana y ha aumentado el turismo de todo el mundo y, a veces, temporalmente, faltan cosas.

-Aumenta la riqueza. ¿Aumenta la desigualdad?

-Sí, por eso las leyes son proteccionistas. Es el momento más dulce de Cuba.

-Prostitución en Cuba.

-A menos carencia económica, menos prostitución. En Cuba la sexualidad es más libre y puede parecer que te has echado una novia porque no hay tarifa, ni prisa y yo te ayudo, tú me ayudas. El tipo o la tipa se sienten queridos, creen que han ligado, tienen una felicidad que no da la prostitución en otros sitios.

-¿Y si se lo creen?

-Otras nos montamos la película con nuestros maridos y luego pasó lo que pasó.

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