La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un ejemplo de la Asturias que funciona

"Somos conscientes de haber roto barreras", afirma el director, Jesús Daniel salas

Una de las salas de trabajo, todas caracterizadas por su diseño diáfano y una potente dotación informática. IRMA SOLÍS

"El primer gran salto cuantitativo" -relata Jesús Daniel Salas, el director de CSC en Avilés- "lo dimos en 2003, cuando pasamos de una plantilla de 30 a 150 empleados. Aún dependíamos en un 90 por ciento del cliente Du Pont, pero fue el detonante de nuestra expansión. Un cierto inconformismo nos hizo seguir trabajando para crecer más, y así fue como acabamos alojados en La Curtidora, paso previo a lo que iba a ser nuestra definitiva implantación en la ría. En esos años (corría 2008) se produjo el 'boom' de las empresas de base tecnológica interesadas en radicarse en Avilés (Satec, Konecta, luego vendría también Software AG) y el parque empresarial reunía unas condiciones óptimas para nuestro trabajo".

Cuando la crisis se cebó con el tejido empresarial de la comarca, CSC tenía unos 350 empleados. El frenazo de la economía cercenó el crecimiento esperado y mantuvo congelada la plantilla de la empresa, que capeó el temporal gracias a que sus contratos con los clientes suelen ser a largo plazo. Tras dos años en los que primó el espíritu de supervivencia, CSC volvió a dar señales de crecimiento en 2011, año en el que contrató a 142 personas. Para 2012, la plantilla ya había roto la barrera de los 500 empleados y hoy, como ya se ha dicho, supera los 800.

Unos empleados que, preguntados por LA NUEVA ESPAÑA, refieren todo tipo de satisfacciones por trabajar en CSC. Son jóvenes en su gran mayoría, seis de cada diez nacidos en Asturias y más hombres que mujeres en proporción de seis a cuatro. "No creo que muchas empresas te den la sensación de estabilidad laboral que brinda CSC y eso es un lujo en los tiempo que corren", afirma una trabajadora. Otra destaca las facilidades para la conciliación de la vida laboral y familiar y una tercera asegura que la empresa se caracteriza por ser "muy humana". El tipo de servicios altamente especializados que oferta CSC y la tecnología puntera que pone a disposición de sus empleados lleva a uno de ellos a afirmar que "en España sólo sería posible trabajar en un ámbito similar yéndose a Barcelona".

Pero no, la empresa está en Asturias, una región periférica y con aparentes problemas para diversificar su tejido económico. Es por esto, y porque CSC logró desmontar el tópico de que desde el Principado no se puede competir en la economía globalizada -y además en el sector de las nuevas tecnologías-, que los responsables del proyecto son conscientes de haber roto muchas barreras y sienten por eso un orgullo que incluso detectan los directivos mundiales del grupo. "El centro asturiano de CSC tiene algunos rasgos que le diferencian de otros, y una de esas singularidades es una energía especial que le convierte en referente. Tanto es así que recientemente albergamos una convención interna de la compañía; nos eligieron porque los directivos mundiales querían contagiar este clima ilusionante", comenta Salas.

Instado a examinar las claves del éxito, el director enumera las siguientes: búsqueda de la excelencia en el trabajo, confianza en las capacidades, ambición para plantear nuevos retos, "cintura" para saber adaptarse al entorno económico y capacidad de diferenciación. Para darse una idea de hasta dónde lleva la sucursal asturiana de CSC su estrategia de negocio, la empresa pasa por ser la que más filólogos (estudiosos de las diferentes culturas a través de sus lenguas) contrata del Principado; y lo hace porque se dio cuenta de que atender a los clientes en su lengua vernácula le proporciona una clara ventaja competitiva.

Jesús Daniel Salas reflexiona sobre el camino recorrido: "CSC tiene centros como este de Avilés, pero con costes mucho más competitivos, en India, Vietnam, Malasia y otros países asiáticos. En realidad es contra ellos contra quienes competimos, a nivel interno, para captar clientes y proyectos. Nuestra ventaja es que nos hemos especializado en el mercado europeo y una vez adquirida esa fortaleza resulta difícil arrebatárnosla. Claro que para llegar a esa posición de privilegio nos lo hemos tenido que currar: ofertar servicios que son verdaderos trajes a medida de los clientes, amplio dominio de varias lenguas, certificación de calidad de nuestros procedimientos por parte de organismos independientes y, gracias a estar radicados en España, poder mantener una estructura de costes que, para lo que es la media europea, nos hace competitivos".

Fieles a los principios que les han hecho dar un salto espectacular pese al adverso escenario de crisis, los responsables del emplazamiento asturiano de CSC proyectan seguir creciendo: "Nunca cerramos las puertas al crecimiento. Ahora mismo tenemos a 35 personas en prácticas y otras tantas sillas vacías de un total de 654; lo habitual es que un alto porcentaje de ese colectivo se quede con nosotros", asegura Jesús Daniel Salas, remiso como siempre a vender pieles de oso sin haberlos cazado.

Compartir el artículo

stats