La joyería Cuétara, situada en la céntrica calle San Francisco, sufrió ayer el segundo robo en el plazo de aproximadamente un mes. Los ladrones rompieron de madrugada una de las lunas de seguridad del establecimiento situado en el casco histórico, forzaron la persiana metálica y sustrajeron todos los objetos expuestos en el escaparate que se asoma a la plaza de Domingo Álvarez Acebal.

La voz de alarma del suceso la dio al amanecer una mujer de los servicios de limpieza municipal al ver los cristales rotos repartidos por el suelo y el estropicio causado en el escaparate. Entonces avisó a la Policía, que a su vez se puso en contacto con el propietario de la joyería y relojería que posee otros negocios en Oviedo de la misma marca.

A media mañana, agentes de la Policía Judicial se desplazaron al local para iniciar las primeras diligencias de la investigación. Solicitaron a la propiedad las grabaciones realizadas por la cámara de seguridad para visionarlas y poder dar con algún indicio que le ayude a dar con los autores del suceso.

Una vez que abandonaron el negocio, que también se dedica a la compra de oro y es casa de empeños, los empleados se afanaron por limpiar y arreglar los desperfectos causados en el robo al tiempo que se procedía a la colocación de una nueva luna de seguridad y a la reparación e instalación de la persiana así como del sistema de iluminación del expositor. A falta de un recuento exhaustivo de todas las piezas sustraídas, el propietario de Cuétara no desveló el valor de las mismas pero sí reconoció haber recibido un buen susto.

"Es una zona muy tranquila en la que no suele ocurrir nada", comentó para señalar que este robo no presenta similitudes con el atraco a punta de navaja que sufrió una dependienta de la misma joyería a finales del pasado mes de agosto. En aquel momento, un hombre encapuchado accedió al local de San Francisco en torno a las 13.00 horas, pocos minutos antes de la hora de cierre. Esa misma semana, la Policía Nacional detuvo a varios de los integrantes de las dos bandas avilesinas que en las semanas anteriores habían causado desvelos entre los comerciantes de la comarca al haber supuestamente protagonizado diez robos con fuerza. Estos actuaban siempre con el mismo "modus operandi": sustraían coches de la marca Seat León por su gran cilindrada.