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La voladura del mercante "Agadir" bloqueó la ría para evitar la entrada del Ejército por mar

"En aquella época no había pisos altos, nada que ver con los edificio de ahora", destaca García Rubio segundos antes de explicar la batalla entre los revolucionarios y las fuerzas de orden público en la calle la Estación de Sabugo. El barrio de pescadores tenía una gran actividad en los años treinta. Uno de los revolucionarios, apodado "Tataguyo", prestó su casa en la calle La Estación para organizar los comités de guerra. Desde la buhardilla de la vivienda, los revolucionarios de la Alianza Obrera disparaban con sus armas de corto alcance. Actualmente, esta calle cuenta con varios negocios hosteleros, nada que ver con los pocos comercios que había en la mitad de los años treinta.

En el entronque de la calle La Cámara con Cabruñana, estaba situado el restaurante Campanal o Casa Campanal. Este local que hoy en día ocupa una agencia de viajes daba de comer a revolucionarios y derechistas. "Alguna vez que otra hubo riñas con los milicianos", relata Martínez Corral. A poco menos de 200 metros del desaparecido Casa Campanal se halla el Ayuntamiento. Allí, unas cien personas defendían el Gobierno de Gil-Robles apoyados por la Guardia Civil. Otras noventa personas fueron acogidas por el Marqués de Ferrera en su palacio, hoy en día hotel. El entonces regidor avilesino era Bernardo García Ruiz-Gómez, del partido centrista republicano de Alejandro Lerroux. De aquella la plaza de El Parche contaba con tranvía. Salvo pequeños matices en los edificios -algunos cuentan hoy en día con más altura-, la estampa de la entonces plaza de La Constitución era similar a la que tiene hoy

Mientras, los revolucionarios avanzaban en diversos puntos de Avilés. Volaron el barco "Agadir", un mercante vasco, para bloquear la entrada de la ría ante el temor de que el Ejército llegara a la villa por mar.

La plaza de abastos también sufrió lo suyo. Los revolucionarios incendiaron los talleres del periódico reaccionario "El Progreso" ubicados junto a la plaza de abastos. Como consecuencia de las llamas se vieron afectadas otras nueve viviendas, de las que algunas quedaron calcinadas. Excepto esas casas que fueron presa del fuego, el resto del entorno permanece similar al de los años treinta. Eso sí, la plaza de abastos de entonces ha sido renovada en varias ocasiones. La última, hace aproximadamente un lustro.

La Quinta Pedregal es otro escenario también implicado indirectamente en la revolución de octubre de 1934. Los revolucionarios intentaron asaltar una fábrica eléctrica, donde más tarde se ubicó Hidroeléctrica en Sabugo. No tuvieron éxito y decidieron ocupar la finca propiedad del liberal José Manuel Pedregal ya que los carabineros les venían pisando los talones. "Secuestraron a Pedregal y se lo llevaron a Miranda y más tarde a Trubia", indica Martínez Corral, que describe además que la finca, que décadas después volvió a ser privada, en su momento fue ocupada por Juventudes Libertarias. "Desde octubre de 1937 -fecha en la que finalizó la guerra civil en Asturias- se convirtió en una casa de torturas y en los años cincuenta fue devuelta a la familia", explica el historiador, que junto a Carlos García Rubio repasará esta tarde las andanzas de un grupo de revolucionarios que quiso cambiar el devenir de la historia.

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