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La capilla funeraria de Las Alas, un tesoro para locales y turistas

El parque del Muelle, marismas hace siglos, es el límite con la ciudad amurallada, aunque del bastión defensivo apenas quedan algunos restos. Algunos de ellos están en el interior de la joya del barroco avilesino: el palacio de Camposagrado, que marca también la altura hasta la que llegaba la muralla. La fachada que da al parque destaca por la galería abierta en el primer piso, con arcos de carpanel acristalados que encierran la biblioteca de la Escuela Superior de Arte de Asturias. Tras bordear el palacio por la Cuesta de la Molinera se accede a la plaza de Camposagrado, donde luce el palacio en todo su esplendor gracias a las balconadas, a las columnas barrocas y a los sillares almohadillados que rematan los vanos.

La cuarta fachada del edificio da a un pequeño callejón escalonado, el pasaje del Bollo, que está salpicado por baldosas realizadas en la vecina Escuela de Cerámica. El nombre le viene por haber sido en ese lugar donde el doctor Claudio Luanco fundara en 1893 una fiesta que acabaría por convertirse en la más singular del repertorio avilesino, la fiesta del Bollo, que cada año llena las calles en una multitudinaria comida de hermandad.

Ya en plena villa, la calle de La Fruta lleva directa al corazón de la ciudad: la plaza de España, conocida popularmente como "El Parche". De un lado de la plaza, el Ayuntamiento, asoportalado, en cuyos bajos se ubicaron en su día comercios. En frente, el palacio de los marqueses de Ferrera.

Junto a su puerta posterior se encuentra una de las fuentes más paradigmáticas de Avilés, la de San Francisco, cuyos caños surgen de los labios de seis mofletudos rostros de piedra. La calle en la que se ubica es un repertorio de arquitectura civil modernista, y culmina con el palacio Balsera, sede del Conservatorio Municipal "Julián Orbón".

La iglesia de San Nicolás, parroquia de San Francisco, es un crisol de curiosidades: un capitel romano que hace las veces de pila bautismal, varios sepulcros, el claustro donde juegan los niños del colegio parroquial. Rodeada de tilos, es una de las tres iglesias más antiguas de la ciudad, en su día ubicada a extramuros y sede durante siglos de un convento franciscano.

El más destacado de los enterramientos es el de Martín Alas -de finales del siglo XV- situado actualmente a los pies del templo, junto al capitel romano. Este guerrero avilesino, que sirvió al emperador Carlos V y a su hijo Felipe II, participó en la conquista y colonización de América. En su estatua funeraria se le representa tendido sobre la lápida y flanqueado por pétreas figuras de ángeles.

Y si característica es esta iglesia, otro tanto le ocurre a la calle que da paso: Galiana. Ambas fueron escenario de una de las últimas películas de Woody Allen, "Vicky, Cristina, Barcelona". Sus soportales son los más representativos de la ciudad y el empedrado que recorre la mitad del pavimento es recuerdo de una época en la que los animales transitaban la calle cubierta. Galiana es, también, referente de fiesta, ya que cada año se convierte en un río de espuma para celebrar el Antroxu, el carnaval avilesino.

En el último tramo de la calle, Galiana da acceso a otros dos elementos singulares de la ciudad: a la derecha, el parque del Carbayedo, que debe su nombre a la existencia de un antiguo bosque de robles. Destaca el hórreo, un referente de la arquitectura asturiana convertido aquí en emblema del barrio alto de la ciudad. También representativa del Carbayedo es la capilla de Jesusín de Galiana, a la que se accede por el pasaje de San Roque.

El gran pulmón verde de Avilés es el parque de Ferrera, que se inauguró hace 33 años con la presencia de los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía. En el interior, un repertorio de especies arbóreas, desde el manido castaño de indias hasta el magnolio, pasando por pináceas, acacias y sauces en el perímetro del estanque de los patos. De entre los tejos (texos o teixos, en asturiano) destaca "El tejo herido", una escultura que el artista gijonés Joaquín Rubio Camín realizó sobre el propio árbol moribundo. Desde el parque se accede al Jardín Francés, cuyo nombre remite al corte y disposición de los setos, en torno a dos fuentes y a un emparrado de elegantes columnas.

Una de las salidas del parque conecta con la calle Rivero, transitada diariamente por los peregrinos que van a Santiago de Compostela por la Ruta del Norte. Cruzarla hasta la plaza de España permite contemplar nuevos soportales, la fuente de los caños y una pequeña ermita, la del Cristo o San Pedro de Rivero. En la intersección con el Parche se yergue el palacio de los Llano Ponte o casa de García Pumarino, que albergó hasta hace dos años el cine Marta, que llevaba este nombre para recordar que el novelista asturiano Armando Palacio Valdés, que ambientó en este edificio su novela "Marta y María".

Muy cerca está el Teatro Palacio Valdés, en la calle de su mismo nombre, que se construyó entre 1900 y 1920 con diseño del arquitecto Manuel Busto. De trazas neobarrocas, el coliseo avilesino tiene planta rectangular y un sistema de palcos en forma de herradura en torno al patio de butacas; su aforo total es para 747 espectadores.

Siguiendo la ruta de Santiago, el itinerario discurre por las baldosas irregulares de la calle La Ferrería, donde se alza la fachada gótica del palacio de Valdecarzana, con sus ventanas ojivales. La que fuera casa de un comerciante, que guarda referentes arquitectónicos con algunos edificios franceses, es ahora sede el Archivo Histórico Municipal, con entrada por la calle del Sol.

La Ferrería desemboca en la plaza de Carlos Lobo, cuya construcción más singular es la iglesia de los Padres Franciscanos, de origen románico. En su interior se custodian los restos de Pedro Menéndez de Avilés, y en este punto arranca, cada año, la Semana Santa, con la procesión del Domingo de Ramos o de "La Borriquilla". Aneja a la iglesia de los Padres se encuentra la capilla funeraria de Las Alas, de estilo gótico.

La calle La Cámara y sus transversales San Bernardo y Alfonso VII (conocida como la calleja Los Cuernos) completan el recorrido por el casco histórico de una villa de fuerte tradición histórica que, superada ya su etapa de ciudad negra, orienta ahora los pasos de los visitantes.

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