El cine Patagonia ya forma parte de la historia de Miranda. Las obras de demolición del edificio construido en los años cincuenta del siglo pasado por Fructuoso Lastra y José Antonio Suárez, -ligado al comercio La casa de las medias, de Avilés- comenzaron a finales de la semana pasada y continuarán en los próximos días. El derribo de este inmueble inaugurado en diciembre de 1957 con la película "Rose Mari" -protagonizada por Ann Blyth y Fernando Lamas- y clausurado como sala en 1971, ha sacado a la luz docenas de anécdotas y recuerdos vividos por los vecinos de la parroquia. "Con siete años venía los domingos por la tarde a ver películas de Joselito que cantaba "La banda del cucu". La entrada costaba siete pesetas. Era más barata que el sábado ", recordaba ayer Félix Rodríguez Díaz, presidente de la Asociación de vecinos de Miranda, asiduo espectador del Patagonia, nombre que recibió el cine en homenaje a José Menéndez, indiano nacido en Miranda y conocido como "El rey de la Patagonia".

Al retroceder en el tiempo, Margarita Menéndez García, vicepresidenta del colectivo vecinal, aún recuerda las sesiones continuas en el inmueble diseñado por Juan Corominas Fernández-Peña -también autor del Marte y María de Avilés-, la proyección, entre otras películas, de "Estampida", un western mexicano de 1959, y personajes siempre presentes en las dependencias cinematográficas como el heladero de Zamora que vivía en La Carriona y acudía a vender helados, o Juana, una mujer que portaba una cesta llena de caramelos que eran la delicia de los niños. Asimismo, la líder vecinal relata con gracia la anécdota de "un paisano que fue por primera vez al cine y se asustó todo cuando vio una luz -la de la linterna del acomodador- y creyó que se trataba de una bicicleta".

Juanjo García Valdés, otro vecino de la parroquia, también almacena un sinfín de momentos vividos en el edificio situado frente a las escuelas y que va camino de reducirse a escombros. "Cuando proyectaban películas para mayores de 18, el maestro vigilaba desde la escuela a todo el que entraba y si nos veía, al día siguiente teníamos una buena riña asegurada", relata para comentar, al igual que sus vecinos, el elevado número de parejas y matrimonios que tuvieron su origen en aquella sala que contaba con medio millar de butacas. "Era el lugar idóneo para hacer manitas y alguna cosa más", señalan con una sonrisa.

El Patagonia también albergó durante un tiempo un cine forum organizado por el párroco José Manuel Feito y en cuyas sesiones participó, entre otros invitados, el maestro y escritor Juan de Blas. De aquella época, el sacerdote aún recuerda títulos como "Fresas salvajes", dirigida por Ingmar Bergman, o "El manantial de la doncella", también realizada por el director sueco. Igualmente, el local, que en los últimos años se encontraba en estado de ruina, acogió representaciones teatrales juveniles, las fiestas del pueblo y otros eventos sociales. En su etapa final, la construcción propiedad de Sandalio Lastra se utilizó como almacén de distintos productos, entre ellos muebles y materiales de construcción. Incluso las viejas paredes, ayer parcialmente visibles y pintadas de color salmón y verde chillón, cobijaron unos cursos de albañilería. Pero estos días, la película del Patagonia ha llegado a su fin.