Desde la ría de Avilés, la zona que saldrá más beneficiada del proyecto, no es posible distinguir a simple vista los medios desplegados en el monte de Tuñes para elevar una media de 19 metros los cables de alta tensión que abastecen de electricidad a la subestación de La Maruca y que en su actual posición constituyen una barrera que impide a los veleros con grandes palos -como el "Juan Sebastián Elcano"- navegar hasta los pies del Niemeyer. En cambio, desde el alto donde se ubican las torres de apoyo del tendido eléctrico en proceso de reforma las vistas son sobresalientes. Eso si se mira para abajo, para Avilés, porque si los ojos se elevan al cielo, lo que se ve es una imponente torre metálica de 82 metros de altura de cuyos brazos penden los cables que una vez tensados alimentarán la factoría de cinc de Azsa y buena parte del tejido industrial de la margen izquierda de la ría. Ingeniería de altos vuelos -nunca mejor dicho- para mejorar las condiciones de navegabilidad en la ría.

"El proyecto, por un importe de 545.000 euros, es un encargo de la Autoridad Portuaria de Avilés y consiste en elevar los cables de la línea de 220 kilovoltios y doble circuito Asturiana de Zinc-Tabiella a su paso por la ría de Avilés; ganaremos 13,5 metros de altura en la zona de paso de las embarcaciones por la ría (hasta lograr un gálibo de 55 metros en marea alta) y 24 metros en la zona de los muelles (pasando de los 48 actuales a 72)", explicó el delegado regional de Red Eléctrica de España en Asturias, Carlos González Patiño en una visita realizada a la obra en compañía del director general de Energía del Principado, Isaac Pola.

La principado complejidad del trabajo estriba en que en ningún momento de su ejecución se va a poder interrumpir el suministro eléctrico; semejante escenario causaría un grave perjuicio a AZSA, cuyo proceso productivo está íntimamente ligado al consumo ininterrumpido de grandes cantidades de electricidad. Los trabajadores, en consecuencia, extreman las medidas de seguridad y la sincronía de las operaciones debe de ser perfecta. Según el plan de obra ayer avanzado, este fin de semana se alcanza el ecuador de los trabajos: el primero de los circuitos antiguos dejará de prestar servicio pasando a suplirlo uno de los nuevos tendidos. Será el momento de comprobar que todo funciona a plena satisfacción.

La finalización de los trabajos está prevista para el día 13 de noviembre. Para entonces las tres antiguas torres de apoyo que se yerguen en el monte Truyes y desde las que arranca la catenaria que cruza la ría serán historia; en su lugar quedará una sola estructura, más alta y más esbelta.