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Veintidós años dentro del huracán

La vida pública de Aréstegui se ha acabado al aparecer su nombre en los apuntes contables de un examigo y sus disidentes resurgen ahora

Joaquín Aréstegui. IRMA COLLÍN

"Es necesario ganar la voluntad de los hombres, o deshacerse de ellos". Más claro, agua. Joaquín Aréstegui Artime (Avilés, 1961) gobernó los designios del Partido Popular (PP) de Avilés desde 1989 hasta el sábado pasado. Para mantenerse 22 años sentado en el Trono de Hierro se ha enfrentado a disidentes sin número y ha acabado con buena parte de ellos. Sin embargo, unas anotaciones interceptadas en el ordenador de Joaquín Fernández Díaz, el "conseguidor" de la trama del agua relacionada con Aquagest, han terminado con su presente como político, carrera que inició en 1988 como fiel discípulo de Nicolás Maquiavelo que recordaba a los príncipes del siglo XVI que valía "más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse".

A finales de este pasado mes de julio, los agentes de Aduanas le hicieron un boquete en la línea de flotación cuando registraron el domicilio de Aréstegui. No se hundió, pero consiguió que los disidentes emergieran de donde se habían escondido después del congreso de 2013, el último del que el ya expresidente salió victorioso. Aréstegui, ahogado por un examigo que le incluyó en un balance contable, presentó el sábado pasado su dimisión irrevocable. Con él se va uno de los políticos más influyentes de Asturias en los últimos lustros, un brillantísimo diputado regional, azote de los diez meses de los foristas, un hombre que llegó a sonar, incluso, como posible candidato a la presidencia del Principado cuando su partido estaba más partido de lo normal, Álvarez-Cascos mediante. Pero un día todo fue nada: Mercedes Fernández decidió prescindir de él en la Junta General del Principado. Desde 2012 Aréstegui trabaja como delegado en Avilés de la empresa pública Sepides, la que administra el polígono de la ría.

Aréstegui aseguró el sábado: "No estoy acusado de nada, ni imputado en ninguna causa. Ni ninguna jueza me ha llamado a declarar. Por lo tanto, mi situación actual es de absoluta indefensión ante las noticias que aparecen en los medios de comunicación y que se refieren a mí y suponen un alto coste personal, familiar y político".

Algunos de los disidentes de Aréstegui en estos últimos 22 años celebran la situación en que se encuentra actualmente. "Probó su propia medicina". Sin embargo, Aréstegui ha sido un virtuoso en mantener la unidad de sus seguidores congreso a congreso. Su victoria más ajustada fue en su primer congreso, en 1993. Logró cien apoyos frente a 80 en contra. En 1996, elevó a 240 votos su respaldo frente a otros 80. El tercer congreso no tuvo enfrentamiento, pero en el cuarto volvieron a repetirse los 80 votos en contra. O sea, menos de un centenar de personas se han opuesto a Aréstegui de manera tradicional, pero estas personas han sido piezas de primera envergadura: entre 1995 y 1999, el grupo municipal casi en pleno. Le recuerdan maniobrando para hacerse con la alcaldía de Avilés que detentaba Agustín González, sobremanera cuando este sufrió un accidente cardíaco. No lo consiguió. Entre 2003 y 2007 se volvió a enfrentar al grupo municipal (ya en la oposición) hasta el punto de que no había comunicación entre el presidente del partido y el portavoz municipal. Las armas estuvieron desenfundadas cuando los críticos presentaron a María Fernández contra Aréstegui, que logró mantener el poder. En 201 la disidencia se había ido a Foro. No había necesidad de acabar con ella.

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