"Mi vida no peligró. Si él hubiera querido acabar con ella lo hubiera hecho y no fue así", declaró ayer V. M. J. durante la vista oral celebrada en la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Oviedo para juzgar a su compañero sentimental, procesado por intentar matarla de varias puñaladas en el mes de julio de 2014 en el piso que compartían en la calle Santa Rita, en el barrio del Pozón. La mujer ratificó públicamente su decisión de no emprender acciones civiles y penales contra su supuesto agresor, al que ha visitado en la cárcel hasta conocerse la orden de alejamiento que pesa sobre él y al que ayer abrazó y besó efusivamente en los pasillos del edificio de la calle Comandante Caballero al concluir la sesión judicial y antes de regresar a las dependencias penitenciarias.

Durante su declaración, la mujer relató que el 12 de julio del año pasado discutió con su pareja cuando llegó a la vivienda tras haber permanecido dos días fuera de ella. "Llegó colgado, estaba drogado", indicó, para reconocer que le propinó un puñetazo en el ojo, fruto del que cayó al suelo, se golpeó la cabeza y quedó aturdida. También describió haber sentido un pinchazo en el cuello, no en cambio otras supuestas lesiones que le causó su pareja y por las que fue atendida en el hospital San Agustín. "Tengo lagunas y no recuerdo qué ocurrió", advirtió. En el centro sanitario recibió cinco puntos de sutura: tres en el ojo, dos en la zona de la clavícula y otro en el abdomen, tal y como manifestó ayer en la sala de vistas Mónica Patricia López, la médico de urgencias que la asistió y que explicó que se trataban de heridas leves. Asimismo, la doctora declaró que la mujer le había expresado temor a sufrir nuevas agresiones.

"De fiesta"

Por su parte, A.G. J. manifestó ayer no recordar la discusión que desencadenaron las agresiones por las que está procesado ni tampoco haber amenazado a la mujer con la que convivía desde hacía un mes y medio. "Siempre la traté bien, nunca intenté matarla, nuestra relación era muy buena", resaltó. En su comparecencia ante el tribunal, sólo dijo acordarse de "haber estado de fiesta" durante varios días -los que permaneció ausente del domicilio- y haber consumido cocaína, hachís y trankimazin, además de alcohol. Igualmente, se refirió en un par de ocasiones a la minusvalía que padece -del 66%- y a que está sometido a tratamiento psiquiátrico. A la pregunta del Ministerio Fiscal y el abogado que le defiende -Gabriel Giraudo- sobre si utiliza armas, A. G. J. negó su uso. "Sí llevo una pequeña navaja en el bolsillo, como otras muchas personas", aclaró.

El Ministerio Fiscal, que solicita ocho años de prisión y nueve de alejamiento para el procesado por tentativa de homicidio, y la defensa de éste llamaron ayer a declarar en calidad de testigos a varios de los policías que intervinieron en los hechos acaecidos en julio del año pasado, tras recibir una llamada de un ciudadano que escuchó gritos en la calle y la petición de auxilio. Once agentes describieron su particular actuación, tanto en la atención a la víctima y la toma de declaración como el registro de la vivienda de la pareja para buscar el arma con el que supuestamente se produjeron las lesiones o la detención del presunto agresor y también su traslado al hospital San Agustín, de donde intentó fugarse mientras esperaba ser atendido.

Los forenses que examinaron a la víctima señalaron que las lesiones que padeció "no ponían en peligro su vida" por ser superficiales y aquellos que realizaron los informes del supuesto agresor indicaron que es "probable que su comportamiento estuviera afectado por la mezcla de drogas alcohol y medicamentos ingeridos.

En el resumen de los hechos ofrecida por el fiscal y el abogado defensor, el primero incidió en el ánimo homicida del procesado "pese a los intentos de la víctima por minimizar la agresión". El letrado Giraudo, por su parte, destacó que "no queda acreditada la actuación del demandante" e incide que "las lesiones de la víctima no son compatibles con un intento de homicidio. Fueron superficiales causadas sin ánimo de matarla". En caso de ser acusado de un delito de lesiones apunta que "no se sabe con qué arma se causaron". El abogado va más lejos e incluso señala que al estar bajo los efectos de sustancias estupefacientes podría determinarse la imputabilidad del acusado.