"Una intervención arqueológica previa a la realización de actuaciones para la protección y estabilización de los frentes afectados por la erosión del castro de Podes supondría sacar a la superficie restos y estructuras con su consiguiente exposición a la erosión, no solucionando el problema sino agravándolo". Ésta es la justificación que ayer ofreció la Consejería de Cultura, después de que el arqueólogo Alfonso Fanjul criticara el veto administrativo a intervenir en el yacimiento y la desaparición de un conchero prehistórico fruto de la erosión del mar.

Según la explicación ofrecida ayer por fuentes de Cultura, a mediados de noviembre hubo un reconocimiento técnico in situ para decidir la intervención más adecuada. Hubo reconocimientos los días 17 de noviembre y10 de diciembre, y está prevista otra inspección en los próximos días "con el objeto de completar una valoración preliminar". De momento, las conclusiones técnicas son que "las actuaciones prioritarias deben de ir orientadas a la protección y estabilización de las zonas afectadas por la erosión antes de plantearse cualquier otro tipo de proyecto o investigación arqueológica". Además advierten de que al estar el castro en la zona del paisaje protegido de Cabo Peñas, las medidas concretas tendrán que ser valoradas de forma coordinada con las distintas administraciones implicadas.

Poco concreta resulta la justificación del veto al proyecto que pretendía realizar Alfonso Fanjul: "Responde exclusivamente a criterios de naturaleza técnica y procedimiento administrativo". Y que el proyecto arqueológico, planteado en un principio como proyecto de investigación, "fue informado desfavorablemente el 2 de diciembre por la comisión permanente del Consejo de Patrimonio Cultural de Asturias por no cumplir los requisitos técnicos exigidos en el Reglamento de la Ley 1/2001 de Patrimonio Cultural de Asturias". Según fuentes de Cultura, la modificación del proyecto y su orientación hacia una actuación arqueológica preventiva "tampoco contemplaba todos los requisitos técnicos exigidos para este tipo de intervenciones".

Finalmente Cultura aclaró que el día 4 de diciembre el Servicio de Patrimonio informó personalmente a Alfonso Fanjul "de la situación del expediente, de las deficiencias técnicas del proyecto y de los requisitos que exige el nuevo reglamento de la Ley de Patrimonio. Dos días después el arqueólogo advirtió de que la erosión del mar y la acción del viento estaban haciendo estragos, y que urgía una intervención para rescatar materiales que de lo contrario este invierno acabarán en el mar y después reforzar los cortes con una red metálica y cubierta de tierra vegetal para frenar la erosión.

Fanjul lamentó la semana pasada la desaparición del conchero prehistórico por la voracidad del mar. "En la actualidad solo quedan fragmentos de conchas desperdigadas, habiéndose desprendido la mayor parte por el acantilado, mientras los arqueólogos esperábamos el permiso de la consejería de Cultura para poder intervenir".