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CELESTINO VARELA | Cantante lírico y gerente del Coro del Teatro Real

"La crisis no es sólo económica; se vive muy rápido, debemos bajar el ritmo"

"El recital de hoy quiere ser un brindis por los buenos tiempos; este año que acaba ha sido muy duro para mucha gente"

Celestino Varela, en un autorretrato junto a un piano.

El avilesino Celestino Varela últimamente es un cantante intermitente. Y es normal: desde hace algún tiempo es el gerente del coro del Teatro Real de Madrid y del que refuerza las producciones del Liceo de Barcelona. Esta tarde (a las 20.30 horas, en el pub Santacecilia) ofrece el concierto de Fin de Año junto a los cantantes Ana Nebot, Pablo García-López y Paula Iragorri acompañados por el pianista Mario Bernardo, el regreso a la escena avilesina después de meses en "stand by". Varela atiende la llamada telefónica de la LA NUEVA ESPAÑA.

-Vuelve a casa por Navidad.

-Eso es. Esta vez, con el aliciente de participar en un concierto como el de mañana (por hoy).

-Y, encima, con los amigos de siempre.

-He actuado con todos ellos, excepto con la mezzosoprano Paula Iragorri y con el tenor Pablo García-López. Iragorri viene de San Sebastián y Pablo, de Córdoba. A los demás los conozco bien.

-Grabaron con usted su primer disco.

-Eso es, con Ana Nebot y el pianista Mario Bernardo ya había actuado.

-¿Y es más fácil con amigos?

-Claro que es más fácil. Hace tiempo que no nos habíamos visto, pero sólo hizo falta un minuto de ensayo para darnos cuenta de que seguíamos teniendo química.

-Eso está bien.

-Mucho.

-¿Por qué un concierto de Fin de Año?

-Somos fruto, un poco, de estas fechas, pero también de otro tipo de efemérides. Este año que acaba ha sido muy difícil para mucha gente. Hemos ideado este recital como el brindis final por los mejores tiempos. Estamos en crisis, no sólo económica: una crisis que tiene muchos aspectos. Medio mundo anda revuelto. Se vive demasiado rápido. Tenemos que recortar el ritmo de la vida. Este concierto sirve para eso: para salir del mundo frenético y desearnos entrar en una nueva época con todas las armas posibles que uno tiene.

-Las Navidades empezaron con unas elecciones en lugar de con la lotería.

-Ayer (por el domingo) venía para Asturias escuchando en la radio del coche lo que sucedió en la asamblea de la CUP y pensé que todo esto era surrealista. Todo el país pendiente de lo que sucede en una asamblea que al final queda empate: 1.515 contra 1.515. Momentos así son más que originales.

-Parecía un amagüesto.

-No sé si llevaron sidra, pero sí, el resultado de la reunión fue muy peculiar. Igual que la de los barones del PSOE en la sede de Ferraz. Últimamente, en este país no dejan de pasar cosas muy extrañas. Vivo en Madrid y en las estaciones de metro veo a los policías armados con esos subfusiles que impresionan. Creo que todo esto viene de los atentados de París. Todo es muy extraño: lo es que en el pueblo donde tocó la Lotería haya la revuelta que ha habido y que ha terminado con un muerto. Todo esto abona lo que te decía de que estamos viviendo demasiado rápido.

-¿La música lírica para el mundo?

-No sólo la música lírica: toda la música. Vamos a tocar piezas que tienen más de 200 años y mantienen la vigencia que tenían el día en que nacieron. Pero esto no sólo sucede con la ópera. Vale, Verdi compuso a partir de libretos basados en obras de Shakespeare... No pasa el tiempo, pero tampoco pasa el tiempo cuando contemplas una catedral gótica. La zarzuela es un género musical que también es un espejo en el que se puede reflejar la sociedad española. Hablamos de Bárcenas, de tipos así, pero si echamos la vista atrás y leemos las novelas de los siglos de Oro descubrimos que los pícaros formaban parte del ser de los españoles.

-Después del concierto de Avilés, ¿qué?

-Realmente, ya no me dedico constantemente a cantar. Soy el gerente del coro del Teatro Real y también del que refuerza el del Liceu. Trabajo para la empresa Intermezzo, que es la que ganó el concurso al uso. Ahora lo de cantar es algo secundario. De acuerdo, de vez en cuando participo en conciertos como el de mañana (por hoy), pero son los menos. La primera línea la he dejado para otro momento.

-¿Está seguro?

-Claro, aunque el otro día llevamos a 20 chicos a la ópera de Burdeos, en Francia. Hacían "Don Carlo", de Giuseppe Verdi. Fui uno de los "fratti". Me encantó.

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