Y es que tener una vivienda de acero ya está al alcance de cualquiera: los precios no son superiores a los de una casa normal, y el requisito es el mismo: terreno y los permisos adecuados. El tiempo de construcción es muy inferior al tradicional, la vivienda es más ligera y además, según asegura Javier Sorbet, mucho más sostenible. "Precisamente ese es uno de los problemas que tiene el hormigón; el acero en cambio es cien por ciento reciclable, resuelve los problemas de aislamiento y eficiencia energética... Y se invierte mucho menos en energía durante todo el proceso de construcción".

El acero es capaz de proveer todos los elementos necesarios para la construcción, desde la cimentación hasta la estructura, pasando por los forjados, los cerramientos, las cubiertas, los suelos... Ejemplos prácticos de la aplicación del acero en la construcción se encuentran en las dos principales firmas de comida rápida, que ya encargan sus restaurantes de ese material. "Su producto encaja totalmente con el concepto de construcción modular, transportable y rápida de fabricar", explica el responsable del departamento de construcción de Construcción España.

La fabricación de las piezas con las que se construyen edificios de acero se realiza en naves ubicadas en provincias como Madrid y Navarra. Muchas de las empresas que ahora se dedican a la construcción con acero eran, antes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, fabricantes de casetas de obra. Ya tenían conocimiento de la construcción modular y no les fue complicado adaptarse a las exigencias de este nuevo mercado.

Pese a que el montaje de los edificios de acero está descentralizado, todo tiene su origen en Asturias, en cuyos altos hornos comienza el proceso. Y Asturias tiene también uno de los ejemplos de aplicación residencial del acero más destacados de España, concretamente en Gijón, donde se utiliza ya de forma muy habitual para la renovación de fachadas, a través de la firma gijonesa García Rama. En Avilés pueden verse también varios ejemplos de esta renovación urbana con acero. "En Gijón esto ya es mucho más habitual que en ciudades como Madrid, donde la entrada de este material es mucho más difícil", afirman los responsables de Arcelor. Otra de las ciudades españolas más avanzadas en este sentido es Vitoria.

Y si el reto del presente son las viviendas, el del futuro es el mundo agrario. Javier Sorbet ultima el proyecto para lanzar nuevas propuestas para las tradicionales granjas de ganado, tanto vacuno y avícola como, especialmente, porcino. Hasta ahora el material que se empleaba era fundamentalmente el fibrocemento. Y llegar a este nuevo mercado supone un reto técnico, ya que los aceros tradicionales no son adecuados para las naves porcinas, por lo muy corrosivos que resultan sus residuos. Por eso Construcción España trabaja en un tratamiento específico para el acero que permita su uso en las granjas con total garantía.