La gestión de la crisis de los metales por parte del gigante industrial Glencore -propietario de la planta fundidora de Asturiana de Zinc (Azsa), en San Juan de Nieva- está dando sus frutos más deseados: incrementar ingresos. Este lunes pasado, el precio del cinc ascendió a una posición que no se conocía desde hace cuatro meses. La razón de esta subida está, fundamentalmente, en la decisión lanzada este pasado otoño por la compañía de reducir notablemente la extracción de mineral de cinc (blenda). A menos mineral en el mercado, mayor precio.

Según indica la agencia Reuters, las compras de los inversores levantaron la cotización del cinc esta semana. El precio marcado por la Bolsa de Metales de Londres (LME, sus siglas en inglés) está en 1.790 dólares la tonelada. Esta marca que no se conocía desde el pasado día 23 de octubre. El cierre de las principales minas de cinc del mundo ha reducido la oferta de un metal fundamental para la fabricación de acero galvanizado. Estos cierres han provocado, asimismo, una disminución de las tasas de tratamiento que cobran los hornos de fundición.

En paralelo a esto, el Boletín Oficial del Registro Mercantil señalaba ayer mismo que la matriz española de Glencore había decidido escindirse y crear una nueva sociedad: Glencore Metales España. Esta escisión es una realidad desde el pasado 8 de febrero y significa que la Azsa, con plata en Castrillón, queda bajo el manto de la nueva sociedad dado que los intereses del gigante suizo son mayores que las materias primas metálicas: explota yacimientos de hidrocarburos y acumula también productos agrícolas que después distribuye por todo el planeta.

Por lo que respecta al aluminio (que explota Alcoa), la LME señala que su cotización ha subido notablemente desde el pasado mes de octubre, pero está lejos de las buenas épocas.