"A veces se producen alarmas infundadas sobre la calidad del ambiente de Avilés, si bien es cierto que en otras ocasiones es razonada", apuntó ayer Elena Marañón, directora general de Prevención y Control Medioambiental, que ofreció una charla en Llaranes, invitada por el Club Popular de Cultura del barrio.

En referencia a las frecuentes denuncias de colectivos ecologistas sobre los elevados índices de contaminación, Marañón señaló que "hay manipulación en la interpretación de los datos". Así, aclaró que en las partículas PM10 existen dos límites: una media anual que no debe superar los 40 microgramos por metro cúbico, y un limite diario que no puede exceder de 50. "Se permite hasta 35 días de superación al año y la media diaria es de 50", dijo para añadir que los límites legales establecidos por la normativa europea "se han cumplido en todas las estaciones de la red de control oficial excepto, puntualmente, las partículas en la red de control del matadero". Reconoció, no obstante, que a veces se ha denunciado algún incumplimiento "que se ha debido a fallos en el analizador. Son equipos muy sensibles que están funcionando los 365 días del año en continuo y en ocasiones tienen averías".

Para mejorar la calidad del ambiente, explicó, el Principado ha puesto en marcha un plan de inspección ambiental con el que pretende disminuir la contaminación por materia particulada PM10, especialmente en la zona del matadero, donde se producen los incumplimientos medioambientales. "Avilés tiene mucha industria y requiere un control. Todas las empresas que son potencialmente contaminantes operan con una licencia, con autorizaciones ambientales. Los requerimientos, las condiciones de operación y los limites de emisión son cada vez más ambiciosos. La normativa es cada vez más restrictiva y se les está continuamente apretando y vigilando", resaltó, para concluir que, desde mayo de 2015, el Principado cuenta con un servicio dedicado exclusivamente al control medioambiental en el que trabajan ocho técnicos y ocho guardas.