Aulas de Educación Infantil integradas, con niños de diferentes edades juntos; ambientes sencillos y ordenados; materiales científicamente diseñados para desarrollar habilidades básicas y con los que el niño corrige el error por sí mismo; y profesores que actúan como observadores y guías que, sin críticas, permiten al pequeño pensar y aprender con mayor grado de autonomía, hasta el punto de que elige sus herramientas de trabajo. Éstas son algunas de las características del método Montessori que las escuelas infantiles de Avilés y el colegio Marcos del Torniello introducirán en sus espacios educativos el próximo curso como complemento al modelo tradicional.
"Se trata de recuperar enseñanzas naturales que se estaban perdiendo", comenta Marta Quirós Martínez, profesora de Educación Infantil en el colegio Marcos del Torniello y defensora de la metodología impulsada en la primera mitad del siglo pasado por la pedagoga italiana María Montessori. "Su modelo encaja en nuestro centro, pionero en Avilés en el constructivismo en la enseñanza", añade la docente, para resaltar que con este tipo de trabajo se busca fomentar la autonomía del alumno -"base del desarrollo emocional"- y también la responsabilidad del cuidado de sí mismo y de los demás.
Este sistema de "escuela nueva" llegará a las aulas de la ciudad de la mano de docentes de Educación Infantil que han asistido recientemente a un curso sobre los fundamentos filosóficos y pedagógicos de María Montessori y su metodología. Estuvo organizado por el Centro del Profesorado y Recursos Avilés-Occidente (CPR) a instancias de Soraya Sánchez, profesora del colegio Buen Consejo, e impartido por Yolanda Gutiérrez, instructora de este sistema.
"Esta formación no deja indiferente a nadie", afirma Begoña Jiménez, directora del CPR. "Se trabaja desde un enfoque del desarrollo de la autonomía de niño, de explotar sus potencialidades, de aprovechar el error como herramienta del aprendizaje. No se corrige punitivamente, se deja que el alumno aprenda por sí mismo. Que se haga más autónomo y crezca con confianza en sus potencialidades, en un ambiente estructurado, de orden y calma, en un espacio para la espontaneidad y la creatividad", añade.
Uno de los aspectos llamativos de Montessori es la organización de las aulas de Educación Infantil: la edad no es un criterio para su constitución. "Mezclar niños es un enriquecimiento y aprovechamiento", manifiesta Begoña Jiménez. "Los mayores sirven de modelo a los pequeños", incide Marta Quirós, para poner de manifiesto que aún con dicha mixtura, el patrón de este sistema se rige por "ser respetuoso con los ritmos de maduración de cada niño".
Los ambientes Montessori rompen igualmente con la imagen que presentan las aulas infantiles, llenas de objetos y elementos de vivos colores. "Se miran los espacios con un sentido metodológico diferente. Creíamos que cuantas más cosas, más se trabaja, y Montessori considera que no provoca tanto estímulo. Esta formación ayuda a repensar en el espacio", explica la directora del Centro de Profesores y Recursos.
El entorno que se plantea está estructurado, con orden, sencillez y un gusto por lo estético. Los materiales son de fácil acceso, "están a libre disposición de los alumnos y tienen diferentes niveles". "Están organizados por áreas: vida práctica, matemáticas, lingüística y sensoriales", relata Marta Quirós Martínez, para romper una lanza en favor de las herramientas que, en el Marcos del Torniello, están aprendiendo a fabricar con objetos reciclados. "Todo es manipulativo y nada memorístico. Aquí no hay fichas, el resultado no se plasma en el papel", concluye la docente, defensora de un sistema que, en el momento de su difusión, revolucionó la enseñanza y que ahora vuelve a hacerlo un siglo después.
