El Gobierno del Principado, por boca del director general de Industria, Isaac Pola, da voz a ese deseo de la gran industria asturiana: "Todos los planes estratégicos del Gobierno regional inciden en la urgencia de dotar a la industria de un servicio eléctrico predecible, fiable y competitivo. Es un asunto de una complejidad extraordinaria, no cabe duda, pero el Gobierno central rehuye sistemáticamente abordarlo; en los últimos años ha preferido centrar sus esfuerzos en la reducción del déficit tarifario... Confiemos en que más pronto que tarde podamos atender la justa reclamación de las industrias".

El Principado tiene tan claro lo que hay que hacer que, además de demandar la revisión del modelo energético global, detalla hasta siete "teclas" que se podrían tocar en ese imaginario piano que compone la melodía eléctrica nacional para que la música suene al gusto de la industria. Son las siguientes:

-La eliminación o el traspaso a los presupuestos generales del Estado de peajes (pagos) de la factura eléctrica que no tienen que ver con la política energética sino con coyunturas territoriales, como por ejemplo el sobrecoste de los sistemas eléctricos extrapeninsulares (1.800 millones de euros el año pasado).

-La revisión de los pagos que retribuyen a las líneas de transporte.

-El tratamiento presupuestario de la deuda acumulada por el déficit de tarifa (cifrado en unos 20.000 millones de euros).

-Cambios en la fiscalidad aplicada a la energía.

-El fin de la determinación "arbitraria" de las tarifas eléctricas en función de los niveles de tensión de los territorios (el denunciado agravio que supone, a ojos de Asturias y otras comunidades, la existencia de una tarifa eléctrica más ventajosa -hasta un 18 o 20 por ciento- para los industriales del País Vasco).

-El análisis de fórmulas para evitar las aberraciones de la fijación marginal del precio de la electricidad.

-El mantenimiento, previa mejora si es posible, del sistema de interrumpibilidad.