"Corrí muy bien. Es que tengo unos playeros que corren muy rápido", explicaba ayer el pequeño Jesús García Navarro tras completar 300 metros de carrera en el estadio de atletismo municipal. Su hermana Andrea, de 9 años, volaba poco después por la pista y terminaba tercera en su categoría. Pero ayer en El Quirinal no hubo podios y la meta fue la solidaridad con el pueblo saharaui. Unas 400 personas, la mayoría niños, corrieron con el objetivo de recaudar fondos para la adquisición de material escolar para los campamentos argelinos de Tinduf. La lluvia mermó la participación en la segunda edición de esta carrera, que se desarrolló bajo el lema "Nuestro hermanamiento no se lo lleva el viento", pero no consiguió arruinar la fiesta. "Este hermanamiento tampoco se lo lleva la lluvia", señaló una vez concluidas las pruebas José Ramón Núñez Santos, jefe de la sección de Educación en el Ayuntamiento de Avilés y miembro de la organización.

La llovizna acompañó durante toda la mañana, pero gota a gota fueron acudiendo desde bien temprano los corredores solidarios para formalizar la inscripción, previo pago de dos euros. Unos 400 se colgaron para la carrera los dorsales, coloridos dibujos elaborados por alumnos de los centros educativos colaboradores, pero fueron también cientos, según los primeros cálculos de la organización, los que se vendieron simplemente como donativo para la buena causa.

Los primeros en salir a pista fueron los chupetines (menores de tres años), que recorrieron 100 metros de la pista entre los ánimos y aplausos del entusiasmado público. Les tomaron el relevo los minibenjamines, que completaron 300 metros en la pista atlética avilesina. Entre ellos, se encontraba el pequeño David González Cernuda, dorsal número 256 y alumno del Colegio del Quirinal, que acudió junto a buen número de compañeros de clase.

Mientras unos corrían y otros calentaban, Miguel Sama, entrenador de la Atlética Avilesina, pedía a los entusiasmados padres que dejasen atravesar la meta a sus pequeños. "Dejad que crucen ese arco", tuvo que repetir en varias ocasiones durante las carreras de los más pequeños. La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, dio la salida de los infantiles (1.200 metros), para a continuación sostener la cinta de meta junto a la concejala de Educación y Cultura, Yolanda Alonso. "Este lugar es estupendo, mucho mejor que el parque de Ferrera para una iniciativa de este tipo", opinó la Regidora.

Las tornas cambiaron con la última categoría, cuando los mayores tomaron la pista y los pequeños las gradas. Entre los corredores de los últimos 2.000 metros se encontraba Antonio José Cano, que acudió a la cita solidaria con buena parte de la familia. "La niña vino con el recado del cole, nos pareció una buena idea y aquí estamos. Lo importante es que disfruten", señaló poco antes de dar la primera zancada.

En el estadio del Quirinal también se degustó té saharaui, el que prepararon Fatimetu Bechri y Nama Mohamed, de la Asociación Asturiana de Solidaridad con el Pueblo Saharui, que también realizaron tatuajes de henna, como el que lucía orgullosa la pequeña Zaira Domínguez. Familias enteras de la comarca corrieron ayer con la solidaridad por bandera y el Sahara como meta.