El teatro invasivo es un paso adelante del conocido teatro de cercanía, el que se practica en las pequeñas salas de la escena alternativa madrileña, principalmente. Los espectadores que participan en un montaje adscrito al teatro invasivo ya no sólo comparten el escenario con los actores si no que conviven y sienten el aliento del público a un paso de su mirada. "Lo que nos dicen es que tienen una experiencia única que viven durante la función y, más adelante, la piensan y al final la degustan", explicó Rubén Cano, el director del montaje. "Lo que buscamos es la cercanía más absoluta del público", añadió Cano.

El aparcamiento del Niemeyer será mañana domingo un escenario singular para un espectáculo producido "ex professo" para ser visto en la parte menos conocida del complejo cultural de la ría (estuvo cerrada al público durante cinco años). La función comienza a las 20.00 horas.

El montaje está compuesto por cuatro textos dramáticos que llevan por título: "Canción de cuna", de Lola Blasco; "Contra la ironía de la clase media", de Antonio Rojano; "Diálogo del barco y la rata", de Juan Pablo García; y "Desnudos por dentro", de Juan Montoro Lara. El primero está escrito directamente para el Niemeyer y es que un montaje semejante al que se verá en Avilés se programó en Madrid, dentro del festival Frinje: "Parking Matadero".

El planteamiento del montaje son tres coches descapotables. Los espectadores -hasta 120- acceden al aparcamiento y toman asiento. Llega el primer coche. Luego dos más. "La idea es que el público haga el viaje con nosotros, que aunque no dé réplicas, los actores sientan que participan en el montaje".