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Bilbao acelera su "isla de la innovación" mientras Avilés se empantana en la suya

La capital vasca ha iniciado las obras de su nuevo hito urbanístico, que guarda muchas semejanzas con el plan local de nueva centralidad, ahora en revisión

La "isla" avilesina, según el concepto original ahora en revisión.

Tras la espectacular transformación urbanística, social y económica que experimentó Bilbao con el llamado "efecto Guggenheim", centro cultural que se prepara para la celebración en 2017 de su vigésimo aniversario, la dinámica ciudad vasca afronta un nuevo reto: la reurbanización de Zorrozaurre, una isla en el cauce del río Nervión que en el papel bien recuerda a la de la Innovación de Avilés, de la que poco se sabe más allá de buenas intenciones.

Bilbao es el espejo en el que se miran ciudades de todo el mundo, sobre todo aquellas que, como Avilés, tienen un marcado carácter industrial y que fiaron buena parte de su esperanza en torno a un centro cultural llamado a convertirse en un imán potenciador de la actividad económica. Pero lo que en Bilbao avanza y genera admiración, en Avilés no acaba de despegar. El espejo bilbaíno en el que Avilés se lleva mirando dos décadas devuelve una imagen cada vez más distorsionada.

El proyecto de Zorrozaurre, nombre de la península que se formó después de la excavación del canal de Deusto, es la última gran operación de regeneración urbana en Bilbao. Se trata de una zona en declive industrial y social desde los años de la reconversión industrial y en la que hoy en día apenas viven medio millar de vecinos.

Con una superficie de 838.781 metros cuadrados, Zorrozaurre pasará de península a isla previsiblemente en 2017, y de un barrio degradado al más moderno de la capital vizcaína. Con la sostenibilidad como batuta y la confluencia de pasado y futuro, la "Isla de la Innovación" vasca contará con viviendas, comercios, espacios culturales, educativos y deportivos, zonas verdes y oficinas, una ciudad dentro de otra pensada para los peatones (los vehículos solo transitarán por un vial central) y situada en las proximidades del Guggenheim que lleva el sello de Zaha Hadid.

La arquitecta anglo-iraquí, recientemente fallecida y que cuenta con el mayor reconocimiento del ramo (el Premio Pritzker), es la autora del Master Plan del proyecto, elaborado en 2004 y revisado en 2007. El Ayuntamiento de Bilbao aprobó definitivamente en 2012 el Plan Especial de Zorrozaurre y el trabajo emprendido comienza a dar su fruto. La ciudad vasca inauguró recientemente el puente Frank Gehry, el primero de los que conducirán al que será el nuevo barrio de Bilbao.

Y mientras que en la ciudad del Nervión su último reto urbanístico comienza a tomar forma, en Avilés la Isla de la Innovación no existe más que en el papel. Viene a ser un calco de lo que avanza en Bilbao: convertir un espacio degradado al pie de la industria en el nuevo centro de referencia para la ciudad. Es lo que se conoce como "nueva centralidad" avilesina y abarca unos 500.000 metros cuadrados de terreno en las inmediaciones de la ría y con el Niemeyer como mascarón de proa.

Lo que se plantea en Avilés es generar una isla aprovechando la curvatura de la ría, generando un espacio donde pueden convivir diferentes actividades relacionadas con la cultura y la innovación. En su día se habló de viviendas con vistas al estuario, de terminal de cruceros y de pantalanes deportivos... Un ambicioso plan que muchos tacharon de utopía y que en la actualidad se encuentra en fase de redefinición después de que la crisis pinchase el globo antes incluso de que éste echara a volar.

"Lo que queremos es rematar la redacción del plan especial, que es el que tiene que ir a Pleno con la revisión del plan general (...) Estamos ultimando modificaciones del proyecto y lo hacemos sobre la base de que este momento económico es diferente al anterior; nos adaptamos a la realidad sin perder de vista que es fundamental incorporar la ría a la trama urbana y que el entorno del Niemeyer es crucial para el Parque Científico y Tecnológico", aseveró en una reciente entrevista publicada en este periódico el concejal de Urbanismo de Avilés, Luis Ramón Fernández Huerga.

Así que mientras Zorrozaurre cobra forma, la Isla de la Innovación de Avilés afronta un proceso de rediseño, condicionada además por otros problemas históricos que siguen sin solución, como la eliminación o integración de la barrera ferroviaria. Bilbao abre el camino, pero Avilés se pierde en la broza.

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