Una grieta de aproximadamente cuatro metros de longitud ha resquebrajado la esquina derecha de la fachada principal de la iglesia románica de Sabugo, desde el alero hasta casi la puerta. La fisura en esta "joya" del patrimonio avilesino no es nueva, pero su aparente crecimiento llama la atención hasta de quienes son profanos en arte. "Esa grieta está ahí desde hace años, pero para evitar cualquier tipo de incidencia hemos llamado a un técnico que nos ha dicho que no hay ningún tipo de peligro", manifiesta el sacerdote José Antonio González Montoto, que destaca que hace unas semanas se acometieron obras en el tejado de dicho templo para eliminar goteras. Y es que la iglesia vieja de Sabugo requiere continuos cuidados.

El templo, ubicado en la plaza del Carbayedo, es una de las mejores muestras del románico en Avilés. Su primera referencia escrita data de 1254, lo que da pie a pensar que fue terminada en la primera mitad del siglo XIII, después de 70 años de trabajos, duración que propició la fusión de dos estilos arquitectónicos: el románico pleno y el protogótico. El edificio acumula problemas, el más evidente su vejez. La acumulación de hierbajos en el exterior también afecta a esta joya arquitectónica que sufre igualmente las consecuencias de la contaminación ambiental, que multiplica por diez la velocidad del procesos del deterioro del patrimonio. "El estado de la iglesia vieja de Sabugo es preocupante", asevera en este sentido la restauradora avilesina Candi Bermejo, que realizó un estudio en el templo sabuguero.

Los actos vandálicos también hacen mella en la iglesia de la plaza del Carbayo. A las continuas pintadas en la fachada principal -algunas hechas a tiza, sin maldad, por niños que juegan en dicha plaza- se suman los destrozos causados a propósito: anoche, sin ir más lejos, los vecinos denunciaron la rotura de varias luces instaladas en el año 2008 y que iluminan desde el suelo el espléndido monumento avilesino.