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SÍLVIA PÉREZ CRUZ | Cantante, ofrece el sábado un concierto en el Centro Niemeyer

"Ser crítico sin sentirlo no tiene sentido, el arte debe ser lo que uno siente"

"Que la gente te venga a escuchar es una consecuencia; para mí la música es una manera de vivir"

Sílvia Pérez Cruz. ÍGOR CORTADELLAS

Canta, compone, toca, no entiende de géneros y su estilo es inconfundible y atrae a casi todo el que llega su voz. Sílvia Pérez Cruz (Palafrugell, 1983) protagoniza el sábado en el Niemeyer (20.30 horas) uno de los conciertos más destacados de esta temporada en el centro cultural. La catalana llega a Avilés en plena presentación de su último trabajo "Domus", la banda sonora de la película sobre el drama de los desahucios que dirige Eduard Cortés y protagoniza ella misma, que ha trabajado con referentes en la fusión de estilos como Javier Colina o Jerry González. Su voz tiene alma incluso a través del teléfono.

-¿Cómo se consigue brillar en todo y con un estilo propio?

-No sé si brillo, pero todo lo hago de corazón, de forma humilde, pero entregada. No doy un paso si no lo siento.

-Hasta se ha lanzado a la interpretación, ¿a por el Goya a la actriz revelación por "Cerca de tu casa"?

-No, que va (ríe). Lo de la interpretación ha sido toda una aventura, costó mucho convencerme. Entendí que formaba parte de explicar una historia desde muchas disciplinas artísticas con gente muy profesional y humana, y no me arrepiento nada. Lo del Goya a la interpretación, desde luego que no lo espero nada (ríe).

-¿Cómo surgió este proyecto?

-Eduard Cortés me llamó hace tres años y me dijo que quería contar la historia sobre los desahucios, pero con un punto de vista diferente, a partir de la música. Me encargó la banda sonora y acepté muy rápido. Luego me planteó lo de ser actriz. En principio dije que no, pensé que estaba loco, pero al final vi que era una película muy comprometida socialmente, con mucha libertad artística, y ha sido apasionante.

-Uno de los temas de esa banda sonora es "No hay tanto pan". Se lo habrán preguntado ya un montón de veces, ¿pero por qué no acaba la frase ("para tanto chorizo")?

-Porque está clarísima, todo el mundo la sabe. Me quedé con una parte que era súper lorquiana, una frase que me abrió el camino para escribir, porque yo tampoco he escrito tantas veces y suelo hacerlo más bien sobre cosas personales. En este caso quería ser crítica, directa y concreta. Siempre intento ser crítica, pero de manera más abstracta para que la gente esté despierta. Pero esa frase no hace falta terminarla.

-¿El pan, como un símbolo?

-El pan es súper lorquiano y a la vez algo muy religioso, también quería hacer una referencia al Padre Nuestro, a que todo el mundo tiene que tener pan. Eduard me contaba que toda esta gente (los desahuciados) para poder pagar (la vivienda) a veces no comía. Me parecía una frase que tocaba muchos aspectos.

-¿Un artista no puede estar callado ante lo que está pasando, tiene que cantarlo?

-No lo veo obligatorio, el arte es libertad. Ser crítico sin sentirlo de verdad no tiene sentido. Una canción concreta muchos mensajes y tiene mucha fuerza, pero el arte es lo que uno siente, o debería serlo.

-¿Qué le cantaría a nuestros políticos, que no se ponen de acuerdo y llevan a los españoles de nuevo a las urnas?

-Buffff, pues no sé lo que les cantaría, pero es todo muy cansino. Y es peligroso, porque el cansancio hace que la gente pierda la esperanza y no se implique en las cosas. Mira, el otro día estuve en los Premios Ortega y Gasset de Periodismo y pude cantar "No hay tanto pan". Tenía delante a los Reyes, a todos los políticos, a todos los banqueros y a la prensa, y la canté. Pensé, ¡que fuerte!, y también que estaba moviendo algo. Al día siguiente pensé que no había servido para nada. Pero durante un momentito creí, igual les llega algo. Ojalá el político que se va alejando de la realidad se conecte un poco.

-¿Qué ofrecerá al público del Niemeyer?

-Voy con un quinteto de cuerda: violonchelo, contrabajo, viola y dos violines. Vamos a hacer canciones de "11 de Novembre", también de "Domus" y versiones de canciones que me acompañan siempre y que me encantan, "Tonada de luna llena", "Gayo rojo". Trabajar sin partituras hace que cada músico se encuentre más consigo mismo, que haya más improvisación y conseguir que notas que pueden ser complicadas suenen populares. Lo que me importa es que la gente que venga, que me escuche, sienta, que se emocione. Y también van a ver a unos músicos pasándoselo muy bien, porque hay muy buen rollo.

-Muchos escuchamos música para desconectar, como forma de evasión, ¿y qué escucha Sílvia Pérez Cruz?

-¡El silencio! Estoy rodeada de música siempre y normalmente busco el silencio. Es verdad que tocar la guitarra o el piano de una manera relajada, por ejemplo, me relaja. Desde que vivo en la montaña, como hay más silencio, pongo más música (ríe).

-¿Y qué discos pone?

-Uy, pocos y cosas de antes. Últimamente estoy escuchando a Billie Holiday, Nick Drake y, con mi hija (Lola), me gusta escuchar a los "Jackson Five", que nos da mucha alegría.

-¿Y a Lola qué le canta?

-A Lola no le canto, jugamos cantando, pero sin darnos cuenta, es como una manera de comunicarnos. La música es un juego.

-¿Y cómo concilia la maternidad con el trabajo?

-Ha sido un aprendizaje súper personal, porque no hay referentes. Realmente hay muchos más músicos hombres que mujeres y con los que viajo normalmente, es la mujer la que se queda con el hijo. Tenía muy claro que la música era muy importante para mí y que quería ser madre, y una madre feliz. Suelo hacer un concierto a la semana, me voy una noche y vuelvo, y trabajo en horario escolar o cuando ella duerme. Mi hija ahora ya tiene ocho años. He hecho mi primera gira de días por Sudamérica y ha sido como un premio después de muchos años. Es difícil, tienes que inventártelo tu.

-¿Y ella canta?

-Sí, sí, cada vez le gusta más. Aquí acabamos cantando todos y no nos damos cuenta, es como algo inconsciente.

-Canción tradicional, fado, flamenco, ¿pero en qué genero se siente más cómoda?

-Yo no percibo así la música, no veo géneros sino canciones, como si fueran vestidos, canciones que me emocionan y ya está. No hay tanta diferencia entre una cosa y otra. He trabajado con muchos estilos, llevo en esto toda la vida (empecé con cuatro años y hago conciertos desde los 13), me he ido cruzando con estilos y con músicos, me han dado vocabulario, la vida me ha ido presentando canciones y personas. Pero cuando te emociona una canción es cuando tiene sentido.

-¿Cómo se ve dentro de veinte años?

-Para mí lo importante es la conexión con uno mismo, la ilusión. Nunca he querido llegar a ningún sitio. No sé bien lo que es el éxito, pero poder trabajar y vivir de esto y tener un equipo como el que tengo creo que ya lo es. Que la gente te venga a escuchar es una consecuencia. Para mí la música es una manera de vivir. Lo único que espero es seguir estando conectada conmigo misma.

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