Corría el minuto 15 de juego en el estadio belga de Heysel. España empataba a cero contra Bélgica, en un estadio lleno de emigrantes que disfrutaban del espectáculo de "La furia roja", cuando el combinado local mandó un centro a las inmediaciones del área. El omnipresente defensa avilesino Marcelo Campanal, aguerrido como siempre, interceptó el balón y su despeje cayó en los pies de Alfredo di Stéfano. El por entonces recién nacionalizado español abrió el balón a la banda hacia Mateos, que dejó pasar para Miguel, que se incorporaba con velocidad por la banda. Éste llegó casi hasta la línea de fondo y mandó el esférico a la zona de castigo, hacia donde se incorporaba la "Saeta Rubia" para fusilar la red defendida por el meta Goywaerts. El pase de Miguel no anticipó la velocidad con la que se aproximaba el "todocampista" hispanoargentino y el genio de Barracas convirtió en una obra de arte lo que parecía un oportunidad desechada. El astro se lanzó en plancha y, en una suerte de escorzo -que años después el portero colombiano René Higuita bautizaría como "escorpión"-, logró rematar con el tacón de su bota derecha para anotar un gol de bandera.
Desafortunadamente, de este gol, calificado por muchos como uno de los mejores de la historia, no hay vídeo ni imágenes; y 57 años después, tampoco son muchos los testigos vivos de la que es, quizás, la mayor obra de arte de Di Stéfano. Uno de ellos es el propio Marcelo Campanal, quien además de haber visto con sus propios ojos esta joya del balompié, inició la famosa jugada. Pese a que admite no recordar "con mucha precisión" cómo fue el lance que hizo posible que se trenzase la acción, sí rememora el momento del gol. "Me acuerdo de que fue un auténtico golazo, pero como todos los que marcaba Alfredo", asegura.
El golazo que los medios de comunicación belgas bautizaron como "el gol que no existe", ya que no quedaron imágenes registradas del mismo (se especula con la circunstancia de que el camarógrafo estuviese cambiando en ese momento el rollo de cinta) ha sido reconstruido ahora en Italia a iniciativa del periodista Nando Sanvito y con la inestimable colaboración del compañero de Selección de Di Stéfano Luis Suárez, que fue autor de dos goles en ese partido que disputaron España y Bélgica en Bruselas. Se trata de una recreación fiel de la jugada realizada con ayuda de las nuevas tecnologías y emitida hace unas semanas en un programa deportivo del canal Mediaset Premium.
Aquel partido acabó con un resultado de cero a cinco, para delirio de la grada repleta de españoles; un resultado que no extraña a Campanal porque, asegura, la selección era "un gran equipo". "Teníamos un bloque muy bueno, pero siempre tuvimos muy mala suerte", afirma sobre aquel combinado integrado, entre otros, por Ramallets, Zárraga, Luis Suárez o Gento. De entre todos, el que fuera primer capitán asturiano de la selección española de fútbol, tiene claro a quien destaca. "Di Stéfano era el jugador integral. Los podía haber más rápidos, más fuertes, más técnicos... Pero Alfredo era el futbolista total; mejor que Maradona, Cristiano Ronaldo o Messi", asegura.
Pese a ser asturiano, Campanal desarrolló el grueso de su carrera futbolística en las filas del Sevilla, donde es recordado como uno de los jugadores más célebres de la historia del club hispalense. Precisamente, hace unas semanas el "Huracán de Avilés" se desplazó a Madrid para ver en el Vicente Calderón la final de la Copa del Rey que enfrentó al Fútbol Club Barcelona con el equipo de sus amores, que le invitó a presenciar la contienda.
"Estaba claro que los favoritos eran ellos", reconoce tras la derrota sevillista por 0 goles a 2 y sabedor como pocos de los entresijos del deporte rey. "Sufrí lo mismo que al presenciar la final de la Europa League contra el Liverpool. En ese partido, después de ver la primera parte, en la que el Sevilla se fue por debajo en el marcador, pensé que nos iban a caer tres o cuatro; pero en la segunda mitad salieron con otra actitud y, afortunadamente, le dieron la vuelta al encuentro", apunta, a la vez que afirma que ahora ve "más fútbol que nunca". "Entre 15 y 20 partidos cada fin de semana", apostilla el futbolista en cuyo pie arrancó el que, dicen, es uno de los mejores goles de la historia del fútbol.
