"Parece claro que el Gobierno ha iniciado los trámites para que haya una nueva subasta de interrumpibilidad eléctrica. Y eso está bien", aplaudió José Manuel Gómez de la Uz, presidente del comité de empresa de Alcoa en Avilés, una de las factorías que todos los años se juega su futuro con la venta de la posibilidad de descolgarse de la línea eléctrica cuando el distribuidor Red Eléctrica Española así lo precisa. "Están siguiendo los pasos, pero los tiempos no nos parecen que sean los mejores", añadió el mismo sindicalista. Y es que esta semana el operador eléctrico nacional publicó un aviso a las empresas interesadas en presentarse a la puja: tienen hasta el próximo día 31 de agosto para cumplimentar los pasos. "Esto sólo es el primer paso", explicó De la Uz.

Las plantas avilesinas que declararon públicamente que se presentarán a la próxima subasta eléctrica son Alcoa en Avilés y la fundidora de cinc de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa). Arcelor-Mittal no hizo declaraciones públicas, pero todo apunta a que seguirá participando en la subasta en la que el Estado compra la posibilidad de que los grandes consumidores puedan apagar la producción por causa de fuerza mayor (hace pocas semanas se produjo esta causa de fuerza mayor: una avería en la planta de Soto de Ribera).

Red Eléctrica Española debe tener claro no más tarde de final de agosto cuáles son las fábricas que se presentarán. La interrumpibilidad es un producto que ofrecen las fábricas de manera independiente: da igual que pertenezcan a una u otra empresa. "Tras esto, las fábricas reciben una certificación. Con esta certificación el Gobierno anuncia la convocatoria de la subasta. El tercer paso es el de la publicación de las bases y en ellas constará también la cantidad de dinero que el Gobierno está dispuesto a ofrecer y en qué condiciones", explicó Gómez de la Uz. "Nosotros hemos dicho que las condiciones del año pasado no pueden ser las de este. No podemos estar en el aire siempre".