La escuela de verano de La Granda cumplió ayer su tradicional compromiso con el medio rural en el transcurso de una mesa redonda en la que participaron destacados expertos en el sector lechero que analizaron el delicadísimo momento de este negocio de amplia implantación en Asturias, advirtieron de que la presente crisis de precios amenaza con hundir en la miseria a decenas de explotaciones y conminaron al Gobierno español, representado en la Granda por el director general de Producciones y Mercados Agrarios, Fernando Miranda, a rechazar cualquier pretensión europea de que España reduzca su producción lechera para acabar con el problema de los excedentes lecheros comunitarios. Miranda tomó el toro por los cuernos: "A Europa le diremos que España quiere seguir aumentando su producción lechera porque aún somos deficitarios; es decir, el consumo interno supera a la oferta nacional. Dado que hay países que producen hasta un 80 por ciento más leche de la que consumen, lo justo es que sean ellos los protagonistas de los ajustes". Los diversos actores del sector lechero -productores e industriales- aplaudieron esa decisión pese a desconfiar de que España tenga el suficiente peso político en Europa como para salirse con la suya.

El curso monográfico desarrollado ayer con el título "El sector lácteo y la Política Agraria Común" tuvo como director a Francisco Rodríguez, presidente de Industrias Lácteas Asturianas - Reny Picot y habitual de los veranos académicos en La Granda. El industrial lechero situó el asunto a tratar con una introducción referida a sus palabras -casi proféticas- del año pasado, cuando advirtió de los nubarrones que se cernían sobre el sector lechero español: "Ahora estamos metidos de lleno en la tormenta". Al igual que hace un año, Rodríguez mostró una total desconfianza hacia la figura del comisario europeo de Medio Rural, Phil Hogan, al que acusa de haber negado la evidencia de la existencia de excedentes lácteos, de haber promovido la desaparición de las cuotas lecheras "sin tener ni la menor previsión de lo que eso iba a implicar" y, en suma, de haber "barrido" para su país, Irlanda, que se ha embarcado en una desaforada carrera de producción de leche muy por encima de las antiguas cuotas que tenía asignadas.

Francisco Rodríguez vino a explicar que sobre el sector lechero se ha desatado una tormenta perfecta: el aumento de la producción en América, el fiasco de las previsiones que aventuraban un gran crecimiento del mercado chino, el embargo comercial que ha "congelado" el mercado ruso y la sobreproducción a que dio lugar la supresión de las cuotas lecheras en Europa. Resultado: hundimiento de los precios en un 20 por ciento de media y alarma generalizada entre los productores y la industria.

"Los ganaderos, aparte de la desilusión generalizada, tenemos un serio problema de identidad: estamos envejecidos, empeñados hasta las cejas fruto de las inversiones realizadas para modernizar nuestras explotaciones y nuestros hijos no quieren saber nada del negocio. Y pese a que el sector factura más de 9.000 millones de euros al año, lo cual no es ninguna broma, en una comunidad como Madrid están más preocupados en el bienestar de las mascotas que en el futuro de las vacas. Ya empiezo a creer que esto no tiene remedio", manifestó con evidentes signos de contrariedad y hastío Manuel Carlón, directivo de la cooperativa ganadera madrileña La Serrana.

Otro ganadero y responsable en Asturias del sindicato Asaja, el gozoniego Ramón Artime, calificó la actual crisis de precios como "la mayor nunca vista"; de hecho bromeó al asegurar que "alguien tenía que habernos avisado de que íbamos a estar tanto tiempo debajo del agua para que comprásemos un submarino". En su alocución, Artime condenó la "utilización banal" de la leche como reclamo comercial en los grandes centros comerciales y abogó, puesto a formular ideas para salir del actual marasmo, por fomentar procesos de concentración de la leche en régimen cooperativo a semejanza de lo que hizo en el Principado Central Lechera Asturiana. "No sé que hubiera sido de los ganaderos asturianos de no haber existido la Central", valoró el responsable de Asaja. No fue el único que elogió a la conocida empresa láctea; Manuel Carlón también le dedicó elogios: "Ya quisiéramos nosotros tener en Madrid un primo de Zumosol como el que tienen los ganaderos asturianos gracias a la Central".

El también sindicalista, en su caso de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), el gallego Román Santalla, introdujo un elemento que mereció el reconocimiento general de los ponentes: el carácter vertebrador del territorio de la actividad ganadera. "Si dejan caer el sector sería la hecatombe para España en términos lecheros, pero aún hay un escenario más dramático: la catástrofe que supondría para el medio rural el fin de la actividad; desaparecerían hasta los pueblos".

La bola de cristal

El responsable ministerial de Mercados Agrarios, Fernando Miranda, se resistió al pesimismo generalizado: "Hay que evitar la nostalgia y la melancolía; es obvio que estamos en un momento delicado, pero también hay elementos para alentar la esperanza". Y a renglón seguido expuso alguno de ellos: "El sector lácteo internacional comienza a dar leves síntomas de animación y la producción en España se ha logrado frenar -que no reducir-, lo que puede abocarnos a un equilibrio de la oferta y la demanda que tendría un efecto estimulador sobre el precio de la leche. No tengo una bola de cristal, pero esperamos una mejoría del precio para mediados del próximo año".

Miranda adelantó que el Ministerio ya trabaja en cómo repartir la parte correspondiente a España (unos 21 millones de euros) de los 500 millones que la Unión Europea ha decidido destinar a ayudas para el recorte o la congelación de la producción láctea. "De esa cantidad a repartir, 14,7 millones irán destinados a ganaderos que no han aumentado la producción", precisó el director general quien, no obstante, insistió en la idea central del discurso del Gobierno: "España no ha sido la responsable de la generación de los excedentes lecheros tras la desaparición de las cuotas y en consecuencia rechazaremos ser los protagonistas de las acciones a tomar para recortar producción; ésos están más al norte".

Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas, reivindicó un régimen de "igualdad de oportunidades" para las industrias transformadoras de la leche al objeto de que las mismas encuentren su "espacio productivo" y aportó datos positivos de la dinámica del sector: "Las exportaciones lecheras de España aumentaron un 60 por ciento en el mismo período que las importaciones disminuían un 41 por ciento". Hubo consenso entre los ponentes en la importancia de seguir pisando el acelerador en los mercados internacionales.

Por parte de Central Lechera Asturiana tomó la palabra su director general, Francisco Sanmartín, quien lamentó que el sector lechero español aún carezca de un plan estratégico a largo plazo: "Vamos a impulsos y así es imposible avanzar".