Cientos de fieles de todas las edades y de varios puntos de Asturias abarrotaron ayer a mediodía la iglesia de Santa Bárbara de Llaranes para despedir al salesiano Juan López Sevillano, que falleció en la madrugada del viernes a los 70 años. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos lloraron al docente y fundador del Grupo Scout Caph de Avilés, un hombre "que vivió haciendo felices a los demás, un buen sacerdote y un buen salesiano". Juanito, "el explorador de Dios", descansa ya en el cementerio de La Carriona.

En la iglesia de Santa Bárbara no entraba un alfiler. La comunidad salesiana incluso habilitó autobuses desde el Colegio Santo Ángel para evitar problemas de aparcamiento en el entorno del templo, tomado por los puestos de las fiestas que se celebran este fin de semana en el barrio. Se preveía marabunta. Y así fue. Familiares, compañeros, alumnos, amigos y scouts de varios puntos de Asturias, vestidos con sus coloridos uniformes, despidieron a López Sevillano en un funeral cálido, multitudinario y bañado en lágrimas.

Sobre el féretro colocaron los salesianos la casulla y el libro de la palabra de Dios, de la que fue su mensajero como sacerdote y docente de religión. "Hermanos, amigos, la muerte de Juan nos pone tristes (...). Dio su vida por el escultismo, él que tantas montañas subió con vosotros", se dirigió a los más jóvenes uno de los sacerdotes. "Dios se lo ha llevado a la montaña más alta y le ha montado una tienda. El último campamento fue cerca de Oporto, y con pena me dijo que no podía estar con vosotros, pero su corazón y su mente estaban allí. El señor ha montado su tienda definitiva para él", prosiguió.

Juan López se jubiló como docente el pasado junio, pero quería seguir. Decía a los suyos: "Me jubilaré de las clases, pero de sacerdote y salesiano jamás". Todos destacaron su dedicación y su bondad, y como prueba de ello quedó la estampa de su funeral. "Que la iglesia esté abarrotada no es por casualidad", repetían unos y otros, rotos por la pérdida.

Integrantes del Grupo Scout Caph depositaron en el altar ofrendas inspiradas en su querido Juanito, entre ellas su estola, la camiseta del equipo deportivo del Santo Ángel, la pañoleta del grupo, todo lo necesario "para que vaya equipado para su próximo campamento". Tras recibir la comunión, los jóvenes asieron el féretro y lo mecieron al son de la canción de la despedida de los scout (Llegado ya el momento de nuestra separación formemos compañeros un círculo, una cadena de amor), uno de los momentos más entrañables de la celebración.

Dicen que Juan López Sevillano era "un buen hijo de Don Bosco, un sacerdote siempre y en todas partes". Pero sobre todo, era una gran persona, que entregó su vida a los demás. El sacerdote salesiano tuvo una despedida con honores, en un funeral oficiado por la cúpula de la comunidad salesiana. El fundador del movimiento scout en Avilés deja un profundo hueco en el corazón de sus hermanas (Gloria, Resu y Mari Carmen) y sobrino, en la comunidad salesiana y en la familia del Colegio Santo Ángel. Ayer sólo le dijeron un "hasta luego". Descansa, explorador.