Un incendió calcinó la madrugada del lunes el bajo del número 17 de la avenida de Cervantes ocasionando cuatro intoxicados por inhalación de humo que fueron trasladados al Hospital San Agustín, donde se recuperaron sin problemas. El aviso del fuego se dio a las 3.04 horas de la mañana, cuando un viandante vio que de un local situado en el bajo del inmueble salía humo. De inmediato se dio parte al jefe de Bomberos del SEPA de la Zona Centro Oeste, que movilizó a doce bomberos de los cuarteles de Avilés, Pravia y La Morgal que se trasladaron al lugar del fuego con dos autoescaleras, tres vehículos de primera salida y dos vehículos nodriza. A la llegada de los bomberos y los cuerpos de seguridad se procedió, por seguridad, a desalojar a los vecinos que viven en el edificio.

Cuando llegaron al lugar, el fuego que afectaba al local, un antiguo obrador de panadería sin actividad desde hace años, estaba muy vivo. Este local tenía dos alturas y en su interior había maquinaria y enseres almacenados. Tras acceder al interior, los bomberos comenzaron a atacar las llamas. A las 3.52 horas, los efectivos dieron por confinado el fuego en el citado local y a las 4.56 horas se dio por extinguido. Un retén permaneció en la zona para revisar a fondo el bajo y refrigerar el lugar. También realizaron mediciones de gas con el explosímetro. Durante la mañana los bomberos continuaron realizando revisiones del local.

"Estábamos todos acostados, y de repente nos pidieron que bajásemos a la calle, que había fuego. De la impresión, bajé por el ascensor, cuando debería haberlo hecho por las escaleras. Corrí tanto que dejé la puerta cerrada con las llaves dentro", explicó una de las vecinas del tercer piso del inmueble.

Los residentes tuvieron que realizar ayer tareas de limpieza dentro de sus hogares, ya que la intensa humareda se coló en las viviendas. "Lo peor es el olor, el susto y la rabia. Estábamos tan tranquilos y de repente ocurre esto. Por las pastillas de dormir, no pude ni levantarme", declaró una de las afectadas por el humo, que tuvo que ser ingresada para tratar la intoxicación. "El personal de bomberos, la policía y los sanitarios estuvieron muy bien, el trato fue inmejorable. Me trasladaron al Hospital San Agustín y allí me dieron oxígeno durante una hora", declaró esta residente.

El susto que describió esta vecina da paso al temor a futuros fuegos, debido a la sensación de abandono e indefensión que sufren los vecinos. "En este local que se ha quemado entraba cualquiera: chavales jóvenes, drogadictos... Nos sentimos solos y abandonados. Intentamos evitar esas incursiones poniendo candados, pero siguen accediendo al interior de los bajos igual. Tengo miedo de que este fuego no sea el último que se dé", señaló uno de los vecinos que urge soluciones a esta problemática que ayer ocasionó cuatro intoxicados por inhalación de humo.

El aviso que dio un viandante anónimo resultó clave para evitar una tragedia, ya que los ocupantes del inmueble dormían cuando se desató el fuego y no fueron conscientes del suceso hasta la orden de desalojo del edificio. "Ni se nos ocurrió llamar por teléfono. No dio tiempo a nada. Menos mal que alguien reaccionó rápido y avisó pronto del incendio. Si no, podríamos habernos asfixiado todos", sentenciaron los residentes.