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"No me gusta ejercer de estrella, soy humano; sólo quiero brillar en el escenario"

"La fusión, no sólo de la música, es el futuro; compartiendo podríamos ir a Egipto sin mirar atrás por miedo a cuatro tiros"

Javier Vargas, líder de la "Vargas Blues Band". RICARDO SOLÍS

Javier Vargas es un viajero nacido en Madrid con el blues pegado a la suela de los zapatos, el único músico que ha logrado sacar en España a este género del reducido "gueto" de los seguidores especializados. Este guitarrista líder y fundador de la "Vargas Blues Band" (actúa esta noche a las 21.00 horas en el Festival "La Mar de Ruido", en el parque del Muelle) comenzó a afinar las cuerdas de su instrumento cuando apenas levantaba un palmo del suelo y ahora, con 58 años, sigue buscando los mejores "riff".

-¿Qué es el blues para Javier Vargas?

-Para mí, el blues es el canto de un pueblo oprimido en el que la forma de sobrevivir era compartir sus sentimientos a través de la música. A esto se le puso luego ritmo y ese ritmo dio pie a otros estilos como el rock and roll, el rock británico... A mi modo de ver, todos llevamos blues dentro, es el germen del ser humano.

-¿Es posible hacer desde España blues con pasaporte internacional?

-Ahora da igual donde vivas, en todas partes hay músicos que expresan sus sentimientos a través de diferentes estilos de música. Los músicos somos seres humanos que hablamos diferentes lenguas, pero que tenemos como nexo de unión la música, que es universal.

-¿Qué hay entre "Madrid Memphis" y "Hard Time Blues", su último trabajo, el número 25?

-Hay muchos años de diferencia, riesgo y aventura: el riesgo de lo desconocido y la aventura de enfrentarte a nuevos músicos y nuevos amigos. Entre un disco y otro también hay experiencias muy enriquecedoras. Ahora tengo un proyecto en este sentido: regresar a "Memphis", grabar un documental e incluso grabar temas conocidos con una visión actual e invitados.

-Pero...

-Pero necesito a alguien aburrido y con mucho dinero que crea en este proyecto ambicioso.

-La música sin mecenas no suena, ¿no es así?

-Así es desde los Borgia. Con el dinero se pueden comprar muchas cosas, algunas maravillosas. Pero también hay que ser conscientes de que, cuando te llama la parca, no puedes pagar ni un segundo más de tu tiempo; y prueba de ello es que ha habido gente con muchos ceros a la derecha que han sufrido enfermedades y no han podido hacer nada por sus vidas. Por suerte, la felicidad o el amor no se compran.

-¿Es difícil mantener viva una carrera musical de cuatro décadas?

-Tal vez más de cuatro décadas. Yo llevo en esto desde que era pequeño, aunque profesionalmente desde los 17 o 18 años; y, con profesionalmente, me refiero a cobrar por un concierto. Creo que para aguantar no basta con saber tocar y subir a un escenario. Hay que conocer también los entresijos del negocio de la música, que no son pocos. En mi caso, siempre me dejé llevar por los sentimientos, es lo que realmente me da felicidad.

-Se ha convertido en un "pop star"... ¿Esto también lo imaginaba de crío?

-No me considero una estrella ni me gusta ejercer como tal. Soy un ser humano. Me gusta brillar en el escenario y siempre he sido igual, desde muy pequeño. En ese sentido, cuando empecé a tocar solo pensaba con sonar afinado, en saber hacer lo que hacían mis ídolos de aquel momento. Ahora me gustan los aplausos, creo que son necesarios y que es la forma de recibir el cariño y la admiración del público. Lo que no me gusta nada de nada y de lo que suelo huir es de la otra cara del "pop star": los eventos, el "photocall" y todo eso parejo a un concierto.

-¿En la fusión de estilos está el futuro?

-En fusionar y compartir siempre ha estado el futuro, no solo de la música. Si el ser humano tuviera esa inteligencia supernatural de la que habla Santana nos daríamos cuenta de que compartiendo tendríamos una vida increíble: podríamos ir a Egipto o Somalia sin tener que mirar hacia atrás por miedo a que nos den cuatro tiros. No estamos disfrutando del planeta que tenemos y el miedo es la peor enfermedad que hay.

-¿Cómo ve el panorama actual del blues en Asturias y en España?

-El blues es, a nivel mundial, un estilo que tiene muchos seguidores tanto en público como en bandas que lo practican. Cuando yo empecé éramos diez y ahora probablemente haya cientos. Pero yo no vivo el futuro, vivo el presente.

-¿Es de Spotify y Youtube o de comprar vinilos?

-Vinilos. Un vinilo es un producto de culto. Ha cambiado mucho la forma de consumir la música. La gente joven no sabe como funcionaba antes, qué era un plato o cómo fastidiaba que se rompiera una aguja... Ahora han cambiado las reglas del juego. Antes un artista también tenía más posibilidades de tener royalties y de contactar con una discográfica, pero supongo que también de esto hay que hacer una lectura positiva.

-Regresa a Avilés

-Espero que nos lo pasemos muy bien. Llevo una banda fantástica y vamos a ofrecer todo lo que llevamos dentro. Llevamos muchos años de gira sin parar y vamos a tocar el último álbum pero también de los trabajos anteriores. El camino ha sido muy largo para llegar a Avilés y tenemos ganas.

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