El pianista de jazz Isaac Turienzo (1961) nació en Gijón, pero es de Avilés de toda la vida. Fue en esta ciudad donde se hizo grande como músico y será en esta ciudad donde mañana martes celebre sus primeras tres décadas sobre los escenario. El recital-cumpleaños que tiene previsto dar está programado para las 22.30 horas en el quiosco de la música del parque de Ferrera. Junto a él estarán tipos tan superlativos como Miguel Ángel Chastang, Tino di Geraldo, Jorge Pardo y Gonzalo Casielles, que es uno de los músicos que más ha influido en la carrera musical de Turienzo, que lleva 41 países a sus espaldas. De Adís Abeba, en Etiopía, a Chicago, en Estados Unidos. Atiende la llamada de LA NUEVA ESPAÑA desde Mallorca. En unas horas vuelve a la villa en la que creció.
-¿Qué pasó hace treinta años para que se hiciera músico de jazz?
-Ufff... Llevo tanto tiempo en la música... Hace treinta años me subí por primera vez a un escenario de manera profesional, pero llevaba una década de acá para allá. Hace cuatro décadas ya que toco para el público. Las primeras veces fueron en las "sessions" del antiguo pub Don Floro. Hace la tira. ¿Sabe? La primera entrevista que me hicieron fue en 1986.
-¿Y qué le preguntaron?
-Me preguntaron sobre todo. Me acuerdo que en España no se sabía nada del jazz y lo poco que sonaba era Louis Armstrong. En 1987 organizaron el primer festival internacional de Oviedo: fue el primero en el que participé. De todo esto va el concierto que haremos en Avilés.
-¿Por qué eligió el jazz?
-Me apasionaba desde siempre. Una vez me hice con un disco de Tete Montoliu y quedé encantado. Era un disco de boleros. Tete Montoliu y yo después tuvimos trato personal.
-Sí, lo cuenta en el documental de Fran Vaquero.
-Eso. De hecho, en el concierto del martes voy a tocar "Balada para Tete", que la compuse para esa película.
-Vamos a eso de los boleros.
-Tete conocía sobradamente los boleros. Los músicos de jazz tenemos la obligación de conocer los temas de repertorio. Los estándares de jazz no dejan de ser otra cosa que versiones de canciones populares pasadas por la forma de jazz. Sobre esa base entonces luego varías y luego improvisas.
-No siempre fue pianista.
-Casi siempre. En los ochenta también tocaba teclados electrónicos. Eran tiempos de sonidos nuevos, de probar distintas melodías.
-¿Cuál ha sido el escenario más raro?
-Jorge Pardo y yo hicimos una gira por África hace algunos años. Tocamos en Adís Abeba, la capital de Etiopía, en Nairobi... Pardo va a tocar mañana con nosotros. Estuve con él también en Moscú. A Atenas fui solo. En Riad, en Arabia, toqué en la embajada de Canadá. Con Miguel Ángel Chastang, que también actúa conmigo, estuvimos en Albuquerque, en Miami...
-El avilesino Gonzalo Casielles...
-Va a tocar esta noche. Era un incondicional de las "jam sessions" del Floro y no puede faltar. Con Chastang y Tino de Geraldo vamos a hacer un trío. Participaron en mi último disco: "Jazz de raíz". Por eso sonarán algunos temas de entonces.
-¿Y el quiosco del Ferrera?
-Fue una idea de Béznar Arias, pero me parece genial.
