Polémica en el parque de Ferrera a cuenta de los perros. Usuarios del principal pulmón de Avilés se quejan de un aumento de excrementos de mascotas en las praderas. Las protestas, que algunos han llevado ya al Ayuntamiento, viene principalmente de aquellos que acuden al espacio acompañados de niños. "Hay bastantes dueños que no se preocupan de recoger las cacas de los perros, con los riesgos que eso conlleva para los pequeños que juegan en el parque", asegura María Teresa Castaño, una habitual del Ferrera junto a sus nietos. "Se corre el riesgo de que, al jugar por los prados, los niños se caigan encima de alguno de estos excrementos, que últimamente han crecido en número, pudiendo pillar enfermedades", añade la mujer.

En ocasiones, esta avilesina ha tenido que moverse al jardín francés, espacio prohibido para los cánidos, para que sus nietos pudieran jugar. "El problema es que en esa zona puede haber algún grupo de chavales jugando al fútbol y llevarnos algún pelotazo sin querer", afirma Castaño, que cree contraproducente pedir a los dueños de los perros que recojan las heces de los canes. "Hay veces que se lo dices y se monta un lío. Yo ya prefiero no comentárselo", apunta.

Sin embargo, la mayoría de los dueños de los mascotas sostiene que el problema de los excrementos es "mínimo". "Si estamos pendientes de los perros no veo por qué tendría que haber problemas. Yo controlo por dónde va y me encargo de que no moleste a la gente", señala la avilesina Isabel Suárez, que saca a pasear a sus dos canes a diario por el parque.

Respecto al miedo de algunos niños ante los canes, otra queja habitual, Suárez defiende que es responsabilidad de sus padres. "Los niños muchas veces se acercan y preguntan si pueden acariciar a los perros, y los padres les dicen que no, que muerde. Esto les acaba infundiendo un miedo injustificado", declara.

Algunos dueños de canes programan sus salidas al parque en función de la afluencia de público al mismo, para evitar problemas. Es el caso de Ángel Serrano que, con su perra "Bruma", ha decidido acudir menos al Ferrera este verano junto a su mascota, debido a la mayor cantidad de personas que utilizan el prado durante el período estival. "Durante el verano venimos menos porque hay mucha gente tomando el sol en el césped, además de que se encuentran bastantes niños jugando. En invierno solemos salir mucho más por aquí, hay que velar por la convivencia", declara Serrano.

Una convivencia que a menudo se vuelve difícil en el Ferrera por culpa de las cacas de los perros. Los dueños sostienen que casi todos cumplen. Otros usuarios, por el contrario, creen que es necesario incrementar los controles.