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El "Arbolón" es un arbolín de veinte años

Un olmo centenario de más de treinta metros de alto dio nombre a uno de los barrios más populosos de Avilés y en su lugar se plantó en 1996 un roble americano que apenas crece

En la imagen superior, Raquel López en su portal, donde hay una fotografía del gran olmo que dio nombre al barrio. Sobre estas líneas, el roble americano plantado en 1996 en una isleta.

Enfermo y castigado por los fuertes vendavales de aquel invierno, el olmo que por su majestuosidad dio nombre al barrio del Arbolón se transformó en recuerdo en la década de los setenta del pasado siglo, aunque los vecinos dudan de la fecha exacta en la que fue sentenciado a sierra y hacha. Unos hablan de octubre de 1974, otros de 1977. Tenía más de cien años y su altura superaba con creces los treinta metros. A unos pasos de donde daba sombra el "arbolón" -en el entronque de las calles de Llano Ponte y Gutiérrez Herrero- se plantó hace ahora dos décadas un roble americano, un árbol de crecimiento rápido que puede llegar a alcanzar los cincuenta metros de altura. El pequeño roble americano, sin embargo, no medra. El arbolón es un arbolín.

"No lo plantaron con gracia, por eso no crece", manifiesta una vecina del populoso barrio avilesino con humor. Francisco Ríos, a su vez, señala con su muleta el lugar exacto en el que se levantaba el "arbolón". "Estaba justo ahí, donde ahora hay un buzón de Correos", precisa y puntualiza: "Todo ha cambiado mucho. Antes en el cruce entre las avenidas de Gijón y de Oviedo no había edificios, solo un quiosco donde se compraba el periódico a siete pesetas, y talleres". Nacho González tiene vagos recuerdos del "arbolón". "Lo único que sé es que lo quitaron en 1977 porque fue el año que murió mi abuelo", dice.

El "arbolón" del Arbolón marcó un barrio. Tanto es así que a día de hoy hay comercios con este nombre. La foto del viejo olmo se puede ver también en tiendas, bares e incluso en el interior de portales próximos al cruce donde estaba ubicado, convertido ahora en paso de miles de vehículos al día. Raquel López conoció de cría el "arbolón", y recuerda su monumental envergadura. Pero el olmo era mucho más que un olmo. En el cruce de calles había también un fielato. "Los aldeanos que por allí pasaban con el objeto de vender sus productos en el mercado central tenían la obligación de declarar sus mercancías y pagar los tributos correspondientes", explica un avilesino en el blog "volveralamiotierra.blogspot.com".

Al lado del fielato estaba el pequeño quiosco y el "arbolón", que tenía grabado a navaja el nombre de todos los "guajes" que hace casi medio siglo se reunían bajo el olmo para planificar juegos y correrías, como recuerda el "blogger". Por aquellas fechas por el barrio pasaba el Ñora, donde lavaban las mujeres y el agua iba al molino de la Fábrica de Harinas del Águila, que llamaban el "molinón". Había también talleres y garajes, como el Rivero, al menos un chalé y "muchas casinas de la curtidora", según los recuerdos que almacenan los vecinos que ya peinan canas.

"Aquel olmo dio nombre al barrio. Yo vi la tala y vi también cómo plantaban el que está ahora y no crece, el arbolín", explica Cipriano Vidales. ¿Y por qué plantaron un roble americano en lugar de otro olmo? "La decisión que tomaron entonces y que a mí me parece acertada fue la plantar un árbol que no ocasionara problemas con el ramaje", concluye este veterano del Arbolón. El roble americano se plantó en plenas fiestas del barrio, en los actos enmarcados por aquel agosto de 1996 en el "día de la comarca". El entonces alcalde, Agustín González, echó tierra al "arbolín". También pusieron su grano de arena otros regidores de la comarca, representantes de asociaciones de vecinos y público en general. Todas las manos fueron pocas, pues anecdóticamente aquel día desapareció la pala contratada para llenar de tierra el hoyo. Aquel árbol que poco a poco y más lento de lo habitual va ganando centímetros fue plantado un objetivo que perdura: simbolizar el progreso y la empresa común de los avilesinos.

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