El dibujante neoyorquino Rodney Ramos -que se inició a la sombra del legendario John Romita- dice que no habla castellano, pero no se lo cree ni él. Ramos -que conoce de sobra Avilés- es uno de los dibujantes más destacados de los Estados Unidos. Regresa a Asturias como participante no oficial de las Jornadas del cómic que se celebran estos días en la ciudad. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA en la cafetería del hotel en el que se aloja acompañado de su amigo Pepe Caldelas. Tras la conversación, presentó su propia aportación al mundo de "Independence Day".
-¿Cómo llamó a la puerta de una editorial la primera vez para decir tengo estos dibujos y quiero que los vea?
-Eso sucedió hace veinticinco años. Cuando empecé estaba en el instituto, en la escuela de arte. Tenía un maestro que pintaba. Tenía un curso antes incluso de empezar el horario lectivo. Él fue el que me enseñaba algo más que a pintar. Sabía que me encantaba el cómic. Iba a su curso un profesional. Me ofrecí a ayudarle y él, mientras, me enseñaba. Y hasta ahora.
-Trabajó para John Romita. ¿Qué tal jefe era?
-Espectacular. Me salvó de una vida dedicada a trabajar en correos. Yo tenía 18 años y no sabía si podía ganarme la vida como artista. Fue una oportunidad poder enseñar mi trabajo a un tipo como Romita. Así empecé mi carrera.
-¿Cómo se pasa de entintar fondos a crear los dibujos?
-Siempre quise ser artista del cómic. Antes de dibujar tienes que hacer pruebas y más pruebas. Te tienen que conocer bien, te examinan y un día te dicen "vamos a intentar con esto". Unas pocas páginas, un capítulo completo...
-Ha dibujado creaciones de otro. ¿Uno puede así sentirse un artista?
-Eres artista cuando tienes un "dayline", la cosa es estar dibujando cómics.
