La plaza del Carbayedo, uno de los focos turísticos y de ocio nocturno más importantes de Avilés, tiene un callejón olvidado. Los vecinos de esta pequeña vía, que pasa por detrás del Hospital Avilés y que muere en la calle Sánchez Calvo, ya no saben cómo reclamar mejoras, con el acento en dos puntos fundamentales: la limpieza y el asfalto. Pero la lista de deficiencias que detectan es más grande e incluye también la mala iluminación y la falta de unos buenos sistemas de desagüe y alcantarillado.

José Manuel Rodríguez es propietario de una de las dos únicas viviendas cuya fachada da directamente al callejón. Y en 1999, que fue cuando terminó de arreglar la casa para instalarse en ella, fue también cuando se realizaron trabajos de asfaltado, siendo concejal de Obras el socialista Mariano Soberón. "Desde entonces, todos los años pedimos por registro que el Ayuntamiento de Avilés realice las mejoras necesarias, pero pasan olímpicamente", lamenta Rodríguez. El hartazgo en los vecinos del entorno es generalizado.

Justo a la entrada del callejón viven Josefina Fernández y Manuel Ferreiro, que reclaman urbanización y limpieza. Y es que tanto la parte delantera de su casa como la boca del pasaje que allí comienza se convierten los fines de semana en baños públicos y basurero colectivo. "Esto es el meadero del fin de semana", sentencia Daniel Pulido. Ezequiel Dávalos apoya: "Es un callejón abandonado. No se puede evitar que estamos en una zona de bares, y los sábados y el domingo por la mañana aquí hay vómitos y de todo". El problema, aseguran, además de la evidente falta de civismo, es que la empresa que realiza el servicio de limpieza tiene totalmente olvidado ese callejón.

El pasadizo no tiene papeleras, los baches son numerosos -sobre todo en el tramo final, en la desembocadura en Sánchez Calvo, donde el pavimento está totalmente erosionado-, no hay alcantarillado y la iluminación nocturna es insuficiente, según sostienen los vecinos. Y ni siquiera hay señales de dirección única, y hay quienes meten el coche en dirección contraria sin que ocurra nada. El callejón, además de dar a la fachada de dos viviendas, da acceso a portones de garaje de otras quince residencias. Ana María Miranda, que al trabajar a turnos sufre especialmente el vivir en zona de bares, sostiene: "El problema es que somos muy pocos vecinos".

José Manuel Rodríguez lamenta que de todos los escritos que envió al Ayuntamiento, a razón aproximadamente de uno por año desde el 2000, no haya recibido ni una sola respuesta. Su último intento fue pedir cita con la Alcaldesa, Mariví Monteserín, pero cuando llamó para interesarse por dicha cita, le dijeron que le contestarían los servicios técnicos. Y, de momento, sigue esperando. "No tienen pensado hacer nada, así se lo dijo el portavoz del gobierno a los concejales de Somos", añade este vecino. Y, mientras, el sentimiento de abandono por parte de la administración, crece entre los afectados del callejón del Carbayedo.