Un cliente de un bar de El Cruce de Llaranes sembró el pánico entre los parroquianos tras dejar sobre la barra del local una pistola y negarse a pagar las cervezas que había consumido previamente. El hombre no era habitual del negocio, ubicado en la calle Lagos de Somiedo, y ni siquiera era conocido por el resto de la clientela. Su localización, en principio, no se antoja difícil ya que el moroso dejó en el local su documentación.

Los hechos se produjeron hacia las nueve de la noche del pasado martes. Un hombre bebía cerveza en un bar cuando llegó la hora de pagar su cuenta. El afectado se negó a abonar las consumiciones y fue entonces cuando, tras un pequeño rifirrafe con la camarera que le recriminó que pagara, éste le ofreció su reloj de pulsera como prueba de que en otro momento pagaría. La camarera le reprendió y le pidió de nuevo que abonara sus consumiciones y fue entonces cuando el cliente puso sobre la barra del local su documentación, cartilla del médico incluida, y sacó una pistola que dejó encima de la barra. "Quería meterse en todas las conversaciones", dijeron fuentes consultadas por este periódico.

Rápidamente, un cliente que se hallaba en otra parte del local telefoneó a la Policía Nacional advirtiendo de lo que estaba viendo con sus propios ojos. Entre tanto, la camarera no daba crédito a la situación.

El hombre salió del local y se llevó la pistola, lo que no recogió fue la documentación, que la camarera entregó a los agentes unos minutos más tarde. Tres coches patrulla llegaron a la calle Lagos de Somiedo de El Cruce de Llaranes para conocer de primera mano lo sucedido. Una vez en el bar, los agentes decidieron ir en busca del cliente moroso que llevaba consigo un arma. Patrullaron por Llaranes y La Espina.

El rocambolesco suceso alertó no solo a los vecinos del entorno del bar, que vieron sirenas de Policía y más de uno se asomó a la ventana para enterarse del revuelo, sino también alarmó a los residentes y clientes de los locales de la plaza de Llaranes, próxima al lugar. "La Policía entró en aquel bar poco después de las nueve de la noche y rápidamente salió, debían de estar buscando a alguien pero no lo debieron encontrar", señaló una vecina que esperaba el autobús en este punto de la ciudad para trasladarse a Avilés.