Pequeñas y medianas empresas asentadas en la comarca avilesina sostienen que las carencias en infraestructuras, comunicaciones aéreas y la falta de mano de obra cualificada (soldadores y caldereros, principalmente) lastran su competitividad. Entre sus demandas se encuentran mejoras en los accesos al Puerto para sacar las grandes piezas de ingeniería que se fabrican en el entorno del parque empresarial hacia los países de destino (Windar exporta la totalidad de su producción y Asturfeito el 98%). "Se han hecho intervenciones en la rotonda para el movimiento de las piezas y se han puesto en servicio los nuevos muelles (los de Valliniello), pero los accesos son mejorables", señaló Ricardo Rodríguez, director comercial corporativo de Asturfeito. "Nosotros hemos tenido que hacer accesos a la zona nueva del puerto para poder sacar las piezas", añadió Manuel González Vila, responsable de servicios jurídicos del grupo Daniel Alonso.

Rodríguez y González Vila participaron ayer, junto al coordinador de investigación y desarrollo de Hiasa, Luis Saturnino González, en la mesa redonda "Posicionamiento y necesidades de la pyme asturiana en el sector energético", enmarcada en unas jornadas de energía organizadas por la Cámara de Comercio de Avilés. Intervino como moderador el director general de Alusín Solar, Javier Fernández-Font Pérez, que destacó que las empresas representadas en la mesa generan más de 1.650 empleos (solo en lo que se refiere en producción destinada al sector energético).

Las pymes ven en el aeropuerto uno de sus handicaps. "Los vuelos a Venecia y a Mahón están muy bien, pero lo que necesitamos son vuelos diarios a París. Tenemos clientes que tardan dos horas en llegar a Polonia (a una empresa de la competencia) y a los que les lleva doce horas en el mejor de los casos aterrizar en Asturias", señaló Ricardo Rodríguez.

Cuesta que aterrizan los clientes y también sacar la producción. "Las estructuras que fabricamos son cada vez de mayor tamaño y las dificultades para moverlas tiene un coste muy importante. También vemos un problema en la lentitud de la burocracia para cualquier trámite", añadió Manuel González Vila. La falta de rutas marítimas supone otro lastre, a juicio de las pequeñas y medianas empresas asentadas en la comarca. "Hiasa mueve más de 100.000 contenedores. Ahora sacamos la fabricación por el puerto de Gijón. No tenemos rutas directas intercontinentales y los proyectos son cada vez más ajustados. Con una línea la mercancía llega a destino en diez o quince días. En tránsitos, treinta o más", añadió Luis Saturnino González.

Para el representante de Asturfeito, que El Musel perdiese la autopista del mar supuso otro revés a la pequeña y mediana empresa asturiana. "Hemos ido para atrás en vez de hacia adelante. Esa línea abría que retomarla", apuntó Ricardo Rodríguez, que ilustró su visión con un ejemplo. Muchas de las estructuras de Asturfeito se desmontan para su transporte y viajan en contenedores hacia su destino, donde se montan de nuevo. "Nos sale más barato mandar un camión a Santander, coger un ferry a Vigo y desde allí mandar la mercancía a Francia, que transportarla a Francia directamente. La autopista del mar era una solución", dijo el responsable de la sociedad.

Y también salió a colación la eterna reivindicación de la mano de obra cualificada. Para las pymes asturianas del metal, tal y como está concebido el sistema de formación dual, no funciona. Los buenos caldereros y soldadores se jubilan, pero no hay relevo, insisten. La opinión es unánime en este sentido: "Tenemos que encontrar una solución entre empresas y administraciones".