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El camino contra las barreras

"Adoquinado y soportales son los grandes obstáculos", dicen los discapacitados tras el premio a Avilés como ciudad accesible

Fernández, por el centro histórico. RICARDO SOLÍS

"Es un premio merecido, pero ahora no deben relajarse. Tiene que servir de impulso para seguir trabajando, porque aún falta mucho por hacer". Y es que, aunque Víctor Fernández asegura que "Avilés se merece" el galardón de "Destino Accesible" (otorgado por la multinacional Thyssenkrupp Encasa al Ayuntamiento tras una votación en internet en la que más de 8.000 personas eligieron la ciudad como el mejor lugar turístico libre de barreras), también señala que hay numerosos "obstáculos y peligros" en el casco urbano para las personas con movilidad reducida "que se deben subsanar". "Retirar el adoquinado en el casco antiguo, la falta de accesos a las zonas con soportales y la falta de un ascensor en el edificio consistorial" son las principales demandas de los avilesinos con movilidad reducida.

"Los agujeros en las baldosas, muchas de ellas sueltas, son un auténtico peligro para nosotros. Sin ir más lejos, hace un par de meses yo me caí de la silla en La Ferrería, y tuvieron que ayudarme para ponerme en pie. Deben vigilar eso", afirma Fernández desde su experiencia, tras varias décadas recorriendo la ciudad en silla de ruedas. "Con las sillas motorizadas todavía puedes ir un poco más seguro. Pero la gente que utiliza las manuales corre aún más riesgos, porque las ruedas delanteras son más pequeñas", agrega.

Uno de los principales reclamos del centro avilesino son sus soportales. Un encanto que las personas con movilidad reducida tienen más complicado disfrutar. "Sólo se puede acceder a los soportales del Parche por los extremos de la plaza. Y en Galiana pasa exactamente lo mismo. Si quieres bajar a mitad de calle no puedes hacerlo. Y en caso de lluvia te mojas más", relata Ángeles González, afectada por una "discapacidad no visible", además de vocal de Difac (Asociación de Discapacitados Físicos de Avilés y Comarca).

Aunque aseguran que "Avilés ha mejorado mucho en los últimos años", aún sigue habiendo numerosas actividades cotidianas que se complican para las personas con movilidad reducida. "Tirar la basura en los contenedores de Álvarez Acebal es imposible, la puerta de la biblioteca abre para afuera, lo que tampoco nos permite acceder sin ayuda. Son temas que se pueden arreglar si tienen voluntad para ello", asevera Lucas Morán, también aquejado de lesiones que le obligan a desplazarse con una silla de ruedas motorizada.

Pero además de en las infraestructuras públicas, el colectivo Difac también pone el acento en el sector privado. "En Avilés hay, como máximo, cinco establecimientos hosteleros adaptados. Es algo que realmente te impide elegir dónde sales a cenar", recalca Fernández. "También sería importante que hubiese más tiendas. Es que hay veces que nos dejan sin opción", apostilla González sobre el largo camino que le queda por recorrer a Avilés, y que las personas con movilidad reducida esperan realizar de la mano de la ciudad.

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