Pablo Messiez (Buenos Aires, Argentina, 1974) es el autor y el director de "Todo el tiempo del mundo", el espectáculo cuyo estreno nacional acoge mañana viernes (20.15 horas) el teatro Palacio Valdés. No es la primera vez que el argentino elige Avilés para presentar un debut. La última vez fue "Las palabras", que es como la base sustancial del montaje que lleva ultimando estos días en Avilés. "La lengua construye la realidad, es algo que me obsesiona. Mi abuelo no tuvo madre porque nadie le había dicho que la que le había parido era su madre", subrayó Messiez ayer durante la presentación de un espectáculo que en pocas fechas se podrá ver en las Naves del Español, el espacio para el teatro independiente en Madrid, que es donde trabaja Messiez desde hace años.

Junto a Messiez, participaron en la presentación del montaje los actores Íñigo Rodríguez y Carlota Gaviño, de "Producciones Grumelot", y, además, María Morales. "Pero somos siete: una superproducción", bromeó Messiez antes de contar la génesis de la historia. "Mi abuelo nació en mitad del campo, su madre lo entregó a su hermana y siempre pensó que su madre era su tía, cuando era al revés", comentó. "Lo que siempre me ha obsesionado es desentrañar el modo en que contamos las historias y hace tiempo que me di cuenta de que las palabras no son las cosas", apuntó Messiez.

La presentación de la función la hizo la concejala de Cultura, Yolanda Alonso, que destacó "el trabajo de Messiez en la investigación de nuevos espectáculos". De hecho, de ahí surge la colaboración entre el dramaturgo argentino y la compañía de los actores Íñigo Rodríguez y Carlota Gaviño. "Habíamos hecho 'Los brillantes empeños', un espectáculo basado en palabras escritas por Tirso, Lope o Calderón, pero todas ellas hiladas por una historia que había ido escribiendo Pablo [Messiez] a medida que la íbamos desarrollando. Esto de ahora es otra cosa: la obra que trabajamos tiene más que ver con él mismo, con su propia vida", comentó Gaviño.

La función se desarrolla en una zapatería, la de Flores. "Esta obra tiene mucho que ver conmigo: el cartel es el de la publicidad de la zapatería y las piernas que salen, las de mi abuela. Pero no sólo eso: el vestido de boda es el de mi madre", comentó Messiez. "Cuando peinamos por primera vez a las chicas descubrimos que todas lo estaban como en los años setenta, que todas se perecían a nuestras madres", destacó Rodríguez.

Así pues, "Todo el tiempo del mundo" es una obra en la que se cuenta el pasado, pero también el presente y el futuro: "El tiempo en la obra está descuadrado, pese a que todo sucede en la tienda, pero es el mundo que construye esta familia".