El debate plenario, ayer, del presupuesto municipal de Avilés para 2017 fue un esperpento, con un especial protagonismo del Partido Popular, que escenificó la quiebra de su grupo municipal y que acabó votando en contra y a favor de las cuentas en menos de una hora. El portavoz popular, Carlos Rodríguez de la Torre, y las concejalas Ana Bretón y Reyes Fernández Hurlé rompieron la disciplina de voto acordada en la junta local -abstención- y, tras el debate del presupuesto votaron en contra, por lo que el documento quedó rechazado al sumarse su negativa a la de Somos, IU y Ganemos. En ese momento, el otro edil popular presente en el Pleno, Alfonso Araujo, optó por salir de la sala "para no contribuir al circo" de un grupo municipal "votando cosas diferentes".

Una hora más tarde, para ganar tiempo, la Alcaldesa, Mariví Monteserín, decidió convocar un pleno extraordinario para votar una cuestión de confianza ligada al presupuesto. Y para sorpresa de todos, los concejales populares presentes (Rodríguez de la Torre, Araujo y Bretón) avalaron "por error" -así lo calificaron luego- con su voto la gestión de la regidora. Si los ediles del PP hubieran votado que no, como hicieron los de Somos, IU y Ganemos, se hubiera abierto un plazo de un mes para que la oposición presentara un candidato a la alcaldía y un presupuesto alternativo. Rodríguez de la Torre justificó el error cometido por el "caos explicativo". "Pensábamos que estábamos votando a favor de iniciar el procedimiento de la cuestión de confianza, no la cuestión de confianza en sí misma", aseguró.

No fue el único confuso. La interventora y la secretaria municipales tuvieron que revisar la legislación para comprobar las consecuencias de lo que acababa de suceder: que la Alcaldesa había recibido más apoyos -el PSOE y el PP (11 votos)- que negativas (8 votos), además de la abstención de Ciudadanos. De esta manera, el presupuesto de 2017 quedó aprobado inicialmente y saldrá a exposición pública durante un plazo de un mes.

La sesión plenaria ya se prometía intensa desde el inicio. La crisis del PP flotaba en el ambiente: la decisión de la dirección regional de no intervenir dejaba en el aire el voto de sus concejales, por lo que todas las miradas se centraban en la bancada conservadora. En el salón sólo estuvo uno de los que propugnaban la abstención, como acordó la junta local: Alfonso Araujo. Los otros dos, no acudieron: Constantino Álvarez por el fallecimiento de su mujer y Francisco Zarracina por estar de baja médica, aunque sí se encontraba en el Ayuntamiento.

En un primer momento prevaleció la tesis del portavoz, rechazar las cuentas -"son los presupuestos del PSOE y reflejan el programa electoral socialista"-, lo que provocó la crítica de Araujo, también secretario local. "Esto es la quiebra del grupo municipal del PP y la pérdida total de confianza con el portavoz municipal, del que ya hemos transmitido nuestras quejas incluso por escrito", aseveró. Araujo acusó a los tres concejales de "deslealtad" y de no cumplir los estatutos, al no respetar la decisión del "máximo órgano": la junta directiva local. "Le corresponde a ella indicar el sentido del voto y esas tres personas, por criterios personales, lo han contravenido. La decisión de votar en contra es equivocada y lleva a un circo sin alternativa", espetó. No descarta la posibilidad de que haya "consecuencias internas" por esa decisión.

La versión de los tres aludidos es la opuesta. Entienden que es el comité ejecutivo regional el que tiene la última palabra en el sentido del voto en casos de importancia, como el presupuesto municipal, y por eso rechazaron las cuentas. "Lo que hemos hecho es votar de forma consecuente con los estatutos. No nos hemos saltado una coma. No teníamos el visto bueno del comité regional para abstenernos, porque nadie lo pidió, aunque hubo tiempo suficiente para hacerlo", afirmó Rodríguez de la Torre. Y añadió: "El PP es un partido único en España, en Asturias y en Avilés. No somos una semejanza de otras organizaciones, donde la identidad y las diferencias se dan en los círculos, que me parece estupendo, sino que tenemos unos estatutos que hay que cumplir".

La presidenta del PP avilesino, Carmen Rodríguez Maniega, ya por la tarde, aseveró que lo que había pasado por la mañana en el Pleno "no tiene nada que ver con el PP de Avilés": "Es una imagen que daña al partido y lamento este espectáculo". "El portavoz no reconoció lo votado en la junta local y, a partir de ahí, ninguna de las decisiones que tomó fue consultada con la presidenta local", afirmó. Rodríguez Maniega aprovechó para preguntar a la máxima dirigente del partido, Mercedes Fernández, si Rodríguez de la Torre sigue siendo "su apuesta para la ciudad después de la sucesión de errores": votar contra la decisión de la junta local y, a continuación, equivocarse y dar su apoyo a la Alcaldesa en la cuestión de confianza.

"Errar es de humanos pero los errores siempre tienen un precio y me gustaría que el portavoz hiciera una reflexión sobre lo que ha hecho al dar su confianza al PSOE. Cuesta creer que un vicesecretario de política municipal no sepa qué votar en un Pleno. Hay que tener los cinco sentidos puestos encima de la mesa", aseveró. Antes de que Rodríguez de la Torre votara que sí en la cuestión de confianza, lo hizo Araujo -la votación era nominativa, en voz alta y por orden alfabético-. "Si el primero se equivoca, el portavoz tiene que advertirle. Han sido tres errores y el portavoz es el responsable último de lo que pasa en el Pleno. Esto ha sido un absoluto despropósito".

Con la actuación del PP, las intervenciones del resto de grupos municipales quedaron en un segundo plano. El gobierno del PSOE, durante el debate presupuestario, tuvo que escuchar los reproches de todos los portavoces acerca de su "incapacidad" para incorporar algunas de las propuestas que ponían encima de la mesa. Especialmente beligerantes fueron los grupos más a la izquierda, que reprocharon al PSOE -gran vencedor del Pleno de ayer- preferir abrir las puertas al PP que pactar con ellos.

Al final del esperpento, lo que queda es la aprobación de un presupuesto de gastos consolidado -incluyendo las fundaciones, Ruasa, La Curtidora, la empresa de servicios...- de 71,9 millones de euros, que incluye una operación de crédito de 3,98 millones de euros para sufragar inversiones. De no recibir alegaciones, tendrá el visto bueno para entrar en vigor a finales del mes de enero.