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JOSÉ IGNACIO JORGE BARREIRO | Exjefe de Cirugía General del San Agustín, ahora jubilado

"El San Agustín necesita un buen servicio de rayos y un área quirúrgica nueva"

"Hay enfermos a los que no puedes salvar y siempre te queda el recuerdo de ellos; soy muy sensible, aunque en el hospital crean otra cosa"

El doctor Jorge Barreiro, en la plaza de Hermanos Orbón. MARA VILLAMUZA

El doctor José Ignacio Jorge Barreiro, que hasta el 31 de diciembre fue el jefe de Cirugía General del Hospital Universitario San Agustín, acaba de llegar a la jubilación. Hijo de un catedrático de Medicina, este gallego (Santiago de Compostela, 1951) mamó la profesión, aunque optó por una especialidad "más fina" que la de su padre, que era traumatólogo. Tras examinarse comenzó su carrera profesional en la clínica Puerta de Hierro de Madrid, el centro nacional de referencia, donde se orientó hacia la cirugía general y el aparato digestivo.

-Siempre se habla de la importancia de las manos de un cirujano.

-Las manos y la cabeza. Las manos son muy importantes pero también saber qué tipo de técnicas hay que emplear. Hace falta ser una persona tranquila, con conocimientos, y saber cómo se resuelven los problemas que se producen en un quirófano. Hay que resolver problemas muy graves y a veces sobre la marcha.

-Cuénteme alguno.

-Hace poco operé a un señor que se había caído. Lo tuve que operar de riñón, del páncreas, de la cava, el hígado? todo. Y hubo otro caso de una chica hace muchos años, que tuvo un accidente de coche y que también vino destrozada. Le pasaron más de 30 bolsas de sangre. Y libró. Nos vemos todos los años, ahora está muy bien, muy guapa. Esos son los casos bonitos, pero hay otros enfermos que no los puedes salvar con la cirugía y siempre te queda recuerdo de ellos. Soy muy sensible, muy blando, aunque en el hospital crean otra cosa.

-Es inevitable que haya complicaciones, ¿no?

-En las cirugías siempre hay una mortalidad. No sé a quien le va a tocar, pero se cumple. Y siempre queda la duda.

-Imagino que lo peor serán las operaciones de urgencia.

-Sí, el diagnóstico por escáner puede ser ajustado en el 80 por ciento, mientras que hay un 20 por ciento que pueden pasar otras cosas. Ahí tienes que estar preparado.

-¿Cómo ve un cirujano un cáncer?

-Un cáncer es tu misma célula que empieza a mutar y te ataca. Hay detalles que te dan pistas, aunque no se confirman sin estudio patológico. Pero si por ejemplo veo que los ganglios de un melanoma son de color negro, ya sé que es una metástasis.

-Lleva una larga vida ligado al San Agustín, 38 años. ¿Luces y sombras?

-Aquí he tenido más luces que sombras. Llevo 35 años representando a mis compañeros en la junta técnico asistencial. En ese aspecto a nivel de todo el área quirúrgica soy una persona bastante considerada, y estoy para hacer las cosas lo mejor.

-¿Echa de menos ir cada mañana al hospital?

-Sí, claro. Alguien que no eche de menos un trabajo de 43 años no sería normal.

-¿Se retira o pasa a la actividad privada?

-No lo sé. Me han ofrecido actividad privada pero creo que me voy a dedicar a pescar, viajar y estar con mi familia. Quiero mucho a este hospital, lo he visto nacer y lo mucho que ha mejorado, pero tiene que seguir mejorando más. La cirugía ha cambiado, ahora hacen falta tener más aparatos y mayores. En el Hospital Clínic de Barcelona, de los mejores, el 92 por ciento de la cirugía es laparoscópica. No aspiro a tanto pero sí hay que ir por ese camino, y para eso los quirófanos tienen que ser el doble de grandes de lo que son ahora.

-¿Qué cree que necesita el San Agustín para mejorar en su servicio?

-Un servicio de rayos más potente, más recursos materiales y humanos y un área quirúrgica nueva. Si queremos estar a la altura. Porque una obra no es para cinco años sino para veinte. Si metes muchas pantallas de televisión y máquinas de laparoscopia, no caben en estos quirófanos. Es imposible. También hace falta un servicio de rayos más potente, con más medios. Los futuros gerentes tendrán que verlo así, porque ese es el futuro, la cirugía mínimamente invasiva. Seguiremos abriendo pacientes, pero menos. Seguramente en un futuro habrá un diagnóstico precoz, y todo se trate por laparoscopia. Hay que tener los medios. No sólo el recurso material y humano, sino el sitio y el lugar. Hacen falta quirófanos de 45-50 metros, diez por lo menos, y con techos con altura para meter la maquinaria.

-Ha cambiado mucho la forma de trabajar.

-Antes era todo con las manos y todos encima del paciente, ahora casi no lo tocamos, lo hacemos todo con una televisión y unos aparatitos. Para eso hace falta espacio.

-¿Y hasta ahora no lo han visto los responsables del San Agustín?

-Hasta ahora siempre está la excusa de que no hay dinero, y de que eso llevaría un tiempo de obra... Pero algún día tendrán que hacerlo.

-¿Alguna receta para la dirección que tome las riendas del hospital?

-Dar la máxima calidad a todos los pacientes. Y a los que no son ingresados, al usuario. Creo que el centro puede tener un buen futuro, con unos medios aceptables y hay que luchar para que nos los den. Nosotros pedimos, pedimos, los políticos no dan, pero nuestra obligación siempre es pedir medios con los que hacer las cosas.

-Entonces ahora, a coger la caña. No en vano le llaman "Doctor Lubina".

-Yo creo que sí. Iré de vez en cuanto por allí... Aunque no mucho. Me dedicaré también a pasear, que últimamente no lo hago bastante.

-Aunque gallego, es ya avilesino de adopción, ¿no?

-Asturias me parece un paraíso natural, un sitio precioso y con una gente estupenda. Yo me siento igual de gallego que de asturiano. Mis hijos y mis nietos son asturianos.

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