Lucas Cos tiene tres años, le encanta la espuma pero mejor de lejos. Su hermana de siete, Aitana, ya ha buceado en más de una ocasión por los mares de Galiana. Y le chifla. Suele ir acompañada de su padre, Pablo, y ante la atenta mirada de su abuela Tini García. Lucía Rodríguez y su hermano Alejandro están sentados junto a Nerea y Adrián Meré en los soportales. Lo que más les gusta del descenso también es la espuma, pero no dudarán cuando sean mayores en organizarse en una peña y crear un artilugio. Eso sí, tendrán que ponerse de acuerdo porque cada uno eligió un tema: pitufos, de Egipto, de payasos y de indios.

Los pequeños quieren mantener vivo el descenso y, si corre de su cuenta, habrá ambiente el sábado de Antroxu por la tarde por los siglos de los siglos. José Antonio Serrano está entre el público con su hijo José Serrano y sus nietas Helena Fernández y Adriana Serrano. "Nos tiramos a la espuma y no nos dicen nada, no nos riñen", indica Adriana, a lo que su abuelo responde: "Somos igual que ellas, estamos en la onda". El luanquín Yago García es otro de los fieles al Descenso pese a tener siete años. "Como él está feliz en la espuma, yo también. Un día al año no hace daño", señala su madre Rocío Martín. Al fondo, un grupo de robots entra en Galiana. Marina Mirasierras y Rita García van protegidas con un plástico con burbujas a modo de impermeable. A sus padres no les importa que se lancen a la espuma, eso sí con cuidado y "que luego no tosan". Oscar Mirasierras tiene la clave para que haya más artilugios inscritos en el concurso: "Que unos amigos se lo digan a otros". Es decir, el clásico boca a oreja.

Otro gran grupo formado por Laura Burgueño, Celia Alonso, Camila Burgueño, Jorge Barquero, Naiara e Iker Vázquez, Ian López, Adrián Llana, Eva Cordón, Sofía Castrillón y Lara Estrada sopesan convertirse en peña para cuando sean adultos y bajar el descenso "en condiciones". Eso sí, por el momento, disfrutan con la espuma. Izaro Crespo es bilbaína y desde que descubrió el descenso el pasado año, le dijo a su madre que tiene que repetir todos los años.

Al tiempo, Adriana Valella se dispone a lanzarse a la espuma con gafas de buceo. Y, de repente, otro gran grupo con ropa impermeable de pies a cabeza llega con fuerza. Corren y se resbalan, se detienen ante la espuma y piensan en deslizarse por el suelo mojado de Galiana y tienen tiempo para imaginar que futuro le deparará al Descenso de Galiana en unos años. Como dice Aaron Rus: "Claramente montaremos una carroza".