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La burocracia y los cobros de la SGAE fulminan fiestas "clásicas" de Avilés

La Luz, Valliniello y Versalles perderán sus celebraciones

Numerosos vecinos en la calle, en la última edición de las fiestas de Versalles. RICARDO SOLÍS

Las fiestas de verano de los barrios están en peligro de extinción. Las asociaciones de vecinos de Versalles, Valliniello y La Luz han renunciado a continuar con la organización de estas celebraciones que, cada año, congregaban a centenares de personas. Tienen la culpa el envejecimiento de los integrantes de los colectivos vecinales, la falta de relevo generacional, la estricta normativa de seguridad, las trabas que supone realizar los trámites vía electrónica y, sobre manera, los cobros de la Sociedad General de Autores (SGAE).

La batalla contra estos cobros la lidera en Avilés la plataforma contra los recortes, cuyo portavoz, Pablo González Castañón, lo es también del colectivo de vecinos "Pedro Menéndez" del Centro. "Las asociaciones están todas muy preocupadas", afirma. Que se caigan tres fiestas de las más importantes del calendario todas a la vez no es casualidad. "Es cierto que se caen por cansancio y porque no hay relevo al frente de las asociaciones, pero también ayudan las exigencias de pago de la SGAE", asegura.

En la última reunión que mantuvieron estos colectivos se decidió organizar una mesa redonda a la que estará invitado un representante de la SGAE, que tendrá que debatir con responsables de asociaciones representativas que ven peligrar el futuro de los festejos. De momento, la plataforma está buscando sitio y fecha para el encuentro. La Sociedad General de Autores reclama a las asociaciones el pago de los últimos cinco años en concepto de derechos de autor, cantidades que pueden llegar a los 7.000 euros y que para estas entidades sin ánimo de lucro son muy difíciles de afrontar.

"Están llegando a acuerdos pero que son muy gravosos para las asociaciones", advierte Castañón. De fondo queda el temor de que la SGAE pueda reclamar responsabilidades patrimoniales a los miembros de las directivas, en el caso de que la asociación no acabe pagando sus deudas. "Las asociaciones no tenemos nada. Pueden hacer un embargo de posibles subvenciones, pero si no las tenemos, no hay más que los bienes patrimoniales de la directiva", apunta.

Al margen de los problemas que supone el pago atrasado de cinco años (que la SGAE dejó de gestionar convenientemente durante ese tiempo), Castañón defiende que el sistema de cobros, en función de la tarifa del grupo u orquesta contratado, no es justo: "Y durante los cinco años que la SGAE estuvo desaparecida por la problemática interna que tuvo, hubo gente que siguió pagando porque ya tenía los cauces establecidos, pero otros no pudieron hacerlo aunque quisieron. Ahora, en cambio, quieren cobrarlo todo".

El primer paso de la SGAE es la convocatoria de actos de conciliación en el juzgado. De esto saben mucho los vecinos de La Luz, que este año se quedarán sin fiestas de San Pablo. La Sociedad General de Autores les quiere cobrar los gastos desde 2012 hasta 2016, cerca de 3.000 euros. "En todo este tiempo nos desvalijaron el local, nos llevaron el ordenador, papeles...", explica Carmen Martínez. Ahora el colectivo está "en pleitos" con la SGAE. La negociación simplemente consiste en conceder los aplazamientos necesarios. Entidades de Avilés, Corvera, Gozón, Castrillón e incluso Carreño se han sumado al trabajo que lidera la plataforma contra los recortes en busca de una solución a este problema que amenaza la organización de las fiestas.

Y es que aunque este año son tres "clásicas" las que se caen del calendario, el que viene pueden ser más. El presidente de la asociación de vecinos de Miranda, Félix Rodríguez, no ve el futuro muy halagüeño. "En 2017, nos apañaremos, aunque malamente; para el año que viene, veremos". Ponerse al día con la SGAE es una de las trabas que ven a su continuidad. "En principio nos van a dar todas las facilidades, pero pagar hay que pagar", indica. Otro problema que encuentran las asociaciones, tal y como señala Rodríguez, es la obligatoriedad de hacer vía electrónica todo el papeleo relacionado con el Ayuntamiento. "Es todo a través del correo electrónico y en las asociaciones somos todo gente mayor, no sabemos andar con estos tinglaos ni cómo vamos a arreglarnos; en vez de facilitar las cosas nos las están poniendo más crudas", sostiene.

De la misma opinión es Carmen Martínez, de La Luz. "No tenemos capacidad para hacer frente a las fiestas. Respecto a 2016 somos un miembro menos y cada vez nos exigen más cosas. Todo cuesta trabajo, tiempo y dinero. Ese dinero nos cuesta mucho conseguirlo en estos tiempos que corren. A esto hay que sumar los cobros de la SGAE, que consideramos injustos: nosotros pagamos a orquestas que, a su vez, pagan a la Sociedad General de Autores por cada actuación", manifiesta la dirigente, apenada por que su barrio se quede sin San Pablo. "Si ahora mismo saliera una comisión de festejo la ayudaríamos en todo, pero nosotros no podemos más", concluye.

La asociación de vecinos "Marcos del Torniello" ha renunciado también a organizar las fiestas de Versalles en honor a la Santina debido al escaso número de personas que componen la junta directiva. "El trabajo propio de la asociación -que cuenta con alrededor de 1.300 socios- es una labor que con el número de miembros actuales absorbe gran parte del tiempo que dedicamos, por lo que nos es prácticamente imposible la programación y desarrollo de unas fiestas que necesitan una dedicación de varios meses con el fin de organizar unos festejos que hasta la fecha son un referente del verano de la comarca", afirma la junta.

El futuro vecinal de Valliniello está igualmente pendiente de un hilo. La asociación "Fernández Carbayeda" se quedó hace unos días sin presidente: Javier Díaz rechazó presentar de nuevo candidatura después de seis años al frente. La falta de relevo llevó a la organización a formar una gestora. "En la asamblea nadie mostró interés en hacerse cargo de la asociación, solo hubo lamentos. Ante esta situación y siguiendo lo marcado en los estatutos se nombró una gestora", explica Díaz. Y puntualiza: "Esto quiere decir que la asociación ha cesado todos sus compromisos y actividades y que, salvo algún problema muy urgente, no realizaremos ninguna labor en Valliniello".

Díaz confía en que, durante los próximos doce meses, "surjan vecinos interesados en hacerse cargo de la asociación". "De lo contrario procederemos a su disolución. Hay que dejar claro, porque existe algún malentendido, que la asociación de vecinos 'Fernández Carbayeda' no existe", concluye el expresidente, que espera un relevo que le dé un nuevo impulso al barrio.

En la comarca, Castrillón es el concejo que más sufre la pérdida de fiestas. La burocracia también está poniendo en peligro las celebraciones de verano, algunas tan populares como las de Santiago del Monte, que este año ya no tendrá lugar. Otra de las más multitudinarias y madrugadoras de la comarca -Las Bárzanas, en mayo- ya se cayó del calendario en 2015 y, a falta de tres meses, tampoco está previsto que regrese. En Gozón, la falta de relevo generacional acabó con las fiestas de San Adriano, en Perdones.

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