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La centenaria andariega

Rosario García, de Casa Anxelín, cumple un siglo fiel a su receta saludable: "Comer lo justo y trabajar lo que se pueda"

Rosario García. RICARDO SOLÍS

Rosario García, de Casa Anxelín, cumple hoy cien años y comparte su "secreto" de longevidad: "Comer lo justo y trabajar lo que se pueda". Con esos mimbres, la centenaria natural de Santolaya tejió su vida teniendo siempre muy presente su trabajo, primero en casa; después vendiendo productos de la huerta en el mercado de Avilés; y más cerca en el tiempo, siendo regente de un negocio hostelero en Antromero. Lo llamó La Frontera porque estaba justo en el linde que separa Carreño y Gozón. Allí cocinaba platos de caza y pote asturiano; eso sí, ella siempre prefirió dejar a un lado el compango. Poco antes de quedarse viuda, hace tres décadas, ya vivía en Luanco con su hija Pradina Menéndez.

La centenaria fue a la escuela a Santolaya y recuerda que había "un montón de rapacinos". Años después, cuando conoció al que fuera su marido, Genaro Menéndez, de Casa Coruña, vivieron primero en Santolaya y posteriormente en Bocines. En ese tiempo regentó el bar La Frontera y de hacer cuentas y cuentas aún no se ha olvidado de la tabla de multiplicar pese a los años.

Una de sus pasiones fue tejer. Confeccionó abrigos, faldas y vestidos y no pocos jerseys. También le gusta montar en coche. Y le da igual un viaje por Luanco que ir a La Ren, donde su hija regenta un negocio de turismo rural. Lo de viajar le chifla, es más, recorrió buena parte de España y no pocos lugares de Europa primero con su marido en moto; luego, en coche; y después, en excursiones organizadas desde Luanco. Cruzó el Atlántico para ver un hermano en Nueva York, donde recuerda que cantó el "Asturias, patria querida" y se ganó una ovación. Cantar le gusta, pero más aún los dichos populares, tanto que tiene uno para cada momento: "Nunca nadie me llamó que no fuera más que yo", "solita paso la vida / solita en el palmar / solita voy y vengo como las olas del mar", dice como ejemplo la mujer tiene a gala ir a diario ir al centro de día sin ayuda de bastón.

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