El sacerdote jesuita José Luis Pinilla, responsable episcopal de migraciones y ayer ponente en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés, removió conciencias con una charla en la Casa de Cultura en la que reflexionó sobre la paradoja de la adoración de los iconos en unos tiempos en los que, según destacó, no es difícil "encontrarse de bruces o ver en los medios de comunicación" las mismas escenas que éstos reproducen.

"¿Acaso hay que ir a una procesión de Semana Santa para ver al Desharrapado? ¿No vemos esa representación de Cristo en los inmigrantes que tratan de saltar las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla y acaban magullados, con las ropas hechas jirones y la piel destrozada por las concertinas? ¿No son los policías que arrojan gas lacrimógeno a las oleadas de exiliados los mismos soldados que azotan a Jesús? Para qué los iconos si en cada inmigrante hay un Cristo".

Pinilla arengó de ese modo al público para que "taladre" la realidad de la inmigración, para dejar de mirar a los inmigrantes "de forma fugaz" y para que desde la mirada "franca y profunda" al problema migratorio se comprenda la magnitud del mismo y su origen. "Ese será el primer paso para resolver esta calamidad humana que cada vez va a más", espetó el sacerdote.

Previa a la conferencia de José Luis Pinilla, los organizadores de la Semana Solidaria de Llaranes convocaron una concentración en la plaza del Ayuntamiento de Avilés para hacer patente los objetivos que se han marcado este año: abogar por políticas generosas de acogida a los inmigrantes, reivindicar "tierra, trabajo y techo" para todos los hombres y, en clave guatemalteca, recaudar fondos para proyectos de cooperación en la región de Alta Verapaz, con la que Avilés, a través del movimiento asociativo de Llaranes, lleva colaborando exitosamente desde hace quince años. La Alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, no dudó en ponerse detrás de la pancarta de esta concentración. Los concentrados exhibieron carteles que resumen sus aspiraciones en materia migratoria: "Deshacer muros, tender puentes" o "Refugiados: de la hostilidad a la hospitalidad".

Pinilla valoró el trabajo realizado por la comunidad parroquial de Llaranes en este tiempo, pues a su juicio "en términos de caridad no hay mejor respuesta que los hechos y esta semana solidaria es un gran ejemplo, con el valor añadido de su continuidad en el tiempo, algo siempre preferible y que da mejores resultados que las iniciativas de corte compulsivo e inmediato".

El responsable episcopal de migraciones tituló su charla "Refugiados: instinto de vida y ansias de libertad". Según explicó al tomar la palabra, esas son las dos cosas que definen a cualquier inmigrante: "quieren vivir y quieron hacerlo en libertad; lo que nos toca a nosotros, los que vivimos en los países donde ellos imaginan que lograrán sus sueños, es tratar de entender que no vienen por gusto, que lo hacen porque su vida, de uno u otro modo, está en peligro". A lo que añadió que frente a la inmigración no cabe más respuesta que la política de mano tendida: "Acogida y comprensión".

En el transcurso del acto, Lagarder Danciu, un rumano que se autodefine como "activista en defensa de los sin techo", irrumpió en la sala megáfono en mano y voceó lemas contra Cáritas, blasfemias y varias frases incoherentes. Fue conminado a abandonar el local y tras una breve resistencia accedió a irse pacíficamente.

La Semana Solidaria de Llaranes prosigue esta tarde. A las 19.00 horas la compañía de teatro "Santa Bárbara" pondrá en escena en el colegio público la obra "Crónicas de Llaranes", original de Carmen Campo.