Las escuelas de surf de Salinas están estos días a rebosar gracias, sobre todo, a la llegada de decenas de madrileños, casi todos de entre 25 y 35 años, que aprovecharán para descansar y divertirse no solo hoy y el lunes festivo, sino también el martes, día de su comunidad. Empezaron a ocupar sus habitaciones ayer por la mañana. Son el reflejo del nuevo "boom" que este deporte vive en la localidad castrillonense, con alojamientos dedicados a este tipo de clientes.

Los madrileños Luis Ustárroz y Javier Pérez-Navarro llegaron ayer por la mañana a una escuela de surf ubicada en la calle Marola con ganas de aprovechar el buen tiempo. "Hemos venido a Salinas en varias ocasiones. Nos gusta la playa, la naturaleza y la comida", comentan estos jóvenes.

El director de la escuela, que también ofrece alojamiento y material para el deporte de las olas, es Carlos Meana. Lleva más de 26 años en el mundo del surf y está contento de que por fin sea olímpico. "El surf será olímpico en 2020 en los Juegos de Tokio", dice, para remarcar los progresos que ha experimentado el deporte en los últimos 30 años. "Salinas es la primera playa de España en la que se hizo surf, el pionero fue Félix Cueto en los años sesenta del siglo pasado y ahora somos una industria que hay que cuidar. Creo que las escuelas de surf estamos haciendo un buen trabajo y deberíamos tener el apoyo de las administraciones públicas", señala Meana.

Una opinión parecida es la de Misael García, que junto con su esposa, María Azcoitia, regenta una escuela con alojamiento en la calle Piñole, que recientemente ha ampliado la oferta con un hostel en la avenida de El Campón. "Estaría bien que el Ayuntamiento de Castrillón promocionara el surf en otros municipios con programas de colaboración. Somos parte de la economía de Salinas y dinamizamos muchos sectores. Es necesario más colaboración y menos trabas", asegura García.

La carestía del transporte aéreo es uno de los inconvenientes para los visitantes, según Eduardo Mateo, que viene desde Barcelona a Salinas unas cuatro veces al año y ayer estaba alojado en la avenida de El Campón. "Llevo más de cinco años viniendo varias veces al año y no lo hago más por el precio del avión desde Barcelona", señala. Otro de los habituales en la escuela de la calle Piñole es Álvaro Bodos. "Vivo en Madrid y desde pequeño veraneaba en Salinas. Ahora vengo varias veces al año a hacer surf", afirma. El hostel de El Campón no es sólo para surfistas. Rocío Brañas ha venido a Salinas en varias ocasiones aunque no practica este deporte. "Pero me gusta esta zona", explica. Tanto que este fin de semana se ha traído a su amiga Melisa Rodríguez directamente de Santiago de Compostela. Serán testigos del nuevo auge local del mundo de las olas.