Los pescadores asturianos, pese a las trabas y la conocida diferencia de trato que sufren con otras comunidades autónomas, cerraron la costera de la xarda con datos muy positivos. Así, la venta de caballa en las rulas asturianas dejó los mayores ingresos desde que hay datos oficiales: 8,71 millones de euros, un 26 por ciento más que el año pasado, según la dirección general de Pesca del Principado de Asturias. Esa importante facturación se consiguió con la subasta de 8.626.605 kilos, medio millón de kilos más que en 2016. Esa diferencia es, en parte, fruto del incremento del cupo a las flotas de cerco y artesanal y compensó la bajada de las descargas de barcos procedentes de otros puntos de la península en las lonjas de Avilés y Gijón.
Otro de los factores que hizo posible batir el récord de ingresos por venta de xarda fue la mejora de su cotización. En los meses de marzo y abril se vendió la caballa a una media de un euro el kilo, casi veinte céntimos más que en 2016.
La flota de bajura, pese a los buenos resultados, vio cómo en apenas nueve días -uno menos que el año pasado- consumió la cuota asignada. Fue entre el 27 de marzo y el 6 de abril, aunque el Ministerio de Agricultura y Pesca mantiene abierta la pesca accidental -que caigan xardas en las redes por casualidad-: 200 kilos semanales de caballa por embarcación. Casi lo mismo que a la flota artesanal le pasó a los pescadores de cerco, cuyo exiguo cupo -244.379 kilos repartido entre siete embarcaciones- apenas les dio para una semana. La indignación de los pescadores asturianos se tornó cabreo cuando vieron que los barcos de otras comunidades autónomas, sobre todo del País Vasco y Cantabria, aún seguían en la mar capturando caballa cuando los suyos ya se habían quedado sin cuota.
Como sucedió en los últimos años, las descargas de xarda estuvieron muy dispersas por los puertos asturianos ya que la flota de bajura llegó al acuerdo de vender en sus respectivas cofradías para beneficiar así a todo el sector. En el caso de Avilés, la lonja se nutrió, además de pequeñas embarcaciones -antes descargaban mayoritariamente allí- de barcos de arrastre de Portugal y Galicia, entre otros. La rula avilesina fue la que más kilos vendió: 3.068.318 kilos por valor de 2,5 millones de euros.
