"Venimos de La Luz, no lo podemos negar, comemos leche presa debajo de una figar". Así reza un antiguo dicho de los vecinos de San Jorge de Heres que ayer recitaba Angelita Menéndez, una de los doscientos comensales que se dieron cita en la parroquia para celebrar la Virgen de La Luz como manda la tradición, con leche presa de por medio.

Antonio Fernández tiene 84 años y buena parte de ellos estuvo "entregado a esta fiesta". Preparó mucho tiempo la leche presa que degustan los vecinos cada año. Lo explica mientras dibuja con sus manos cómo se ha de remover la mezcla de leche y cuajo con el suero. "Antes lo hacíamos a mano en un barreño, ahora con una máquina", relataba, mientras los romeros se iban acercando a la carpa donde, minutos después, se servió la paella que, con mimo, preparó Diego García.

"Hay 28 kilos de carne, 14 de gambas y veinte de arroz", relataba. La paella fue encargada para un centenar de vecinos, el resto se trajo la comida de casa. Eso sí, todos los asistentes consumieron la bebida de la barra que gestiona la comisión de Festejos de San Jorge, con Antonio Viña a la cabeza. Viña recuerda como su colectivo recuperó la fiesta hace pocos años. "Antes venía la gente caminando desde Luanco y otras parroquias para degustar la leche presa; y lo recuperamos", indicaba el presidente del colectivo organizador.

Los actos comenzaron con una misa y una posterior procesión hasta la capilla de La Luz. Posteriormente, llegó la hora del almuerzo y los vecinos (no solo de San Jorge, sino también de Santolaya, Cardo, Luanco y otras zonas del municipio) se sentaron a la mesa para comer, unos paella y otros, empanadas y tortillas. Tras la multitudinaria comida, le tocó el turno al baile. "Esta es una fiesta sagrada, como todas las de San Jorge: San Isidro, La Luz y las de agosto. Vengo siempre", expresó el luanquín Jesús Costales, uno de los devotos, también a la leche presa.