El fotógrafo Juan Pablo Moreiras (Normandía, Francia, 1967) subió a las montañas de Ruanda y Congo para contar la historia de los gorilas de Dian Fossey y también se perdió en el norte de la isla de Luzón para certificar la existencia del cocodrilo de las Filipinas. Y, después de tantos kilómetros a sus espaldas, se detuvo a contemplar su estado y de esa contemplación salió la línea argumental de "Fragil", la síntesis de 25 años rodando por el mundo, el resumen de una idea sencilla y, a la vez, pertinaz: "Nosotros no estamos acabando con el planeta, el planeta sigue ahí, tan ricamente; lo que estamos haciendo es acabar con nuestro hábitat", aseguró el fotógrafo poco antes de la inauguración de una muestra de 67 imágenes en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE). "Es un resumen posible de mi carrera: hay fotos de hace más de 20 años", apuntó.

Moreiras que, durante años, dio clases en el encuentro de fotoperiodistas de la Semana Negra, explica las herramientas para realizar su trabajo: "Para hacer fotos de animales sólo necesitas paciencia; para hacer paisajes, una determinada luz; y para realizar retratos, un poco de empatía", apuntó. "De todo eso hay en la muestra, sobre todo de la responsabilidad de los hombres para con el mundo", apostilló. "A fin de cuentas, yo hago fotos porque me gusta contar historias e intentar implicar a quien lo está viendo", sentenció. No se trata, sin embargo, de un cronista de la destrucción. "Lo que hago es coger retazos, procurar sugerir una reflexión... no hace falta que sea 'la gran reflexión'. Los orangutanes se van a extinguir de aquí a 50 años y van a desaparecer por culpa de las plantaciones de palma, la que produce ese aceite tan saturado que sólo sirve para la cosmética o la bollería industrial. ¿No es una reflexión a tener en cuenta lograr acabar con el consumo de esos bollos? Lo único que debemos hacer es pararnos un minuto a pensar", determinó el fotógrafo.

Moreiras ha publicado en las revistas más prestigiosas del mundo. Hace tiempo que se especializó en la naturaleza. La colaboración más efectiva fue con la bióloga norteamericana Dian Fossey. "Ella logró poner en el mapa a los gorilas, una especie que se describió por primera vez a principios del siglo XX. Lo que sucede es que planteó un proyecto de salvación de la especie que era equivocado, a la americana: un gran espacio dedicado a los animales. No, lo importante era lograr la implicación de todos los seres humanos", concluyó.