La ola de calor animó ayer a los primeros cruceristas de la temporada en Avilés. Los visitantes disfrutaron del casco histórico pese a las elevadas temperaturas, que les dejaron más huella que en anteriores escalas (una de ellas en Sevilla). Si el año pasado comerciantes y hosteleros destacaban que los turistas en barco pasaban sin pena ni gloria por la ciudad, ayer el mensaje fue el contrario. "Esta vez sí que se ha notado, están más generosos", comentaba a la hora del vermú el hostelero Luis Antonio Salvador, con negocio en la calle San Francisco.

Los cruceristas llegaron a Avilés con puntualidad inglesa a las 10.30 horas a bordo del "Braemar", el buque de la compañía Fred Olsen que inauguró las escalas de pasajeros en la ría de Avilés en 2012. El gran buque atracó en la ría procedente de Vigo, con 752 pasajeros, en su mayoría británicos, y 395 tripulantes, y levó anclas en la dársena de San Agustín a las cinco de la tarde, con destino Rouen (Francia).

La de ayer fue una escala de tan solo seis horas, pero dejó buen sabor de boca en la ciudad pese a que parte del pasaje participó en excursiones a Gijón, Oviedo y Luanco. Pero, a diferencia de otras ocasiones, la mayoría se quedó en Avilés y se rascó el bolsillo. "Lo que más piden es café con leche mediano y pintas de cerveza. Y les encantan los pinchos, sobre todo, los bollos preñaos y la empanada de atún", apuntaba Luis Antonio Salvador. "Hoy se está notando mucho que hay crucero. Nos piden mucha cerveza y 'tapitas', café poco", señalaba Marta Chavez, camarera de un establecimiento de hostelería de El Parche.

La repostería avilesina, en particular, y la asturiana, en general, también triunfó entre los cruceristas. "Esta vez han comprado más, sobre todo, dulces de la zona. Nos piden galletas típicas y se llevan casadiellas, carajitos de avellana y también helados", explicaba Rebeca Pérez Izquierdo, de otro establecimiento en San Francisco. "En nuestro caso se han llevado muchos mantecados de Avilés. Estamos teniendo muchos clientes de excursiones en estas dos últimas semanas", dijo Laura del Águila, con panadería en La Cámara.

Los treinta grados de temperatura no amedrentaron a los turistas. Venían entrenados. "Para mí este calor es estupendo, es un tiempo de lujo después de haber estado en Sevilla a casi cincuenta grados. La ciudad es muy bonita. Hemos caminado, entrado en tiendas y sidrerías, y nos encantan los parques y la cantidad de plazas que hay", apuntaba a media mañana Marion Rutherford, que recorrió el casco histórico junto a su marido Michael Rutherford.

Los que no acaban de acostumbrarse a las elevadas temperaturas de España son Pamela Gee y Michael Pope, de Portsmouth, que a media mañana se resguardaban del sol a la sombra de los árboles de San Francisco mientras disfrutaban de un helado. "Lo que más nos ha gustado es el casco histórico y la sidra, pero hace demasiado calor. En Sevilla llegamos a 49 grados, nos quedamos en el barco con el aire acondicionado", afirmó él. "Nos ha sorprendido mucho la gente de aquí, es muy amable, te intentan ayudar constantemente con las direcciones de los lugares que visitar", aseveró ella.

Para los escoceses Thomas e Irene Meirkle, "Avilés es una ciudad preciosa", pero le ponen un pero: "Hay muchos edificios antiguos y maravillosos que necesitan una rehabilitación. Tienen que conseguir dinero de Europa para reformarlos porque es una pena que estén así".

La primera escala del "Braemar" estaba prevista para el 4 de mayo, pero la naviera Fred Olsen la anuló semanas antes "por motivos operativos". El Puerto espera tres cruceros más para este 2017: el "Boudicca" surcará la ría ya pasado el verano, el 29 de septiembre. Le tomará el relevo el 9 de octubre el "MS Bremen", de la naviera Hapag-Lloyd, que también gestiona la llegada de "Saga Pearl II", con escala prevista para el 6 de diciembre. Comerciantes y hosteleros confían en que sus pasajeros sean tan "generosos" como los que ayer abrieron el calendario "crucerístico" de 2017.