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TITO PRAVOS | DISEÑADOR Y CONSTRUCTOR DE LAS CARROZAS DE CORVERA

El serrucho y la imaginación como herramientas

El trabajador del área de Cultura se encarga desde hace años de los decorados de las actividades municipales

Tito Pravos, en su taller improvisado en la Casa del Deporte. MARA VILLAMUZA

Trabajador del departamento de actividades culturales del Ayuntamiento de Corvera desde hace 31 años, Tito Pravos no se imaginaba que se iba a reconvertir, además, a carpintero y tallador en poliestireno. "No me considero un artista, solo un empleado municipal", señala el operario, que se encarga desde hace cinco años de construir decorados, carrozas y hasta la foguera de San Xuan de Trasona, actividades que organiza el Consistorio. "Empecé de la manera más tonta. Me pidieron que preparara un castillo para una obra de Teatro Margen, 'El Rey Melón'. Los asesores le decían al rey que construyera un arco del triunfo, según el argumento, y el constructor fui yo", relata Pravos.

Después, cometió "el error" de no querer hacer "una chapuza" y desde ahí ya no paró: "Necesitaban un castillo para otra obra y me dijeron que si se podía convertir el arco para que lo fuera. A mí me pareció que un arco del triunfo y un castillo no tenían nada que ver, así que hice el castillo desde cero". Su pericia le ha hecho ahora indispensable. Realiza las carrozas de Carnaval, que ha tenido temáticas tan diversa como el circo, los animales y los oficios; los adornos de Navidad que se colocan en la plaza de Los Maestros (primero fueron solo un muñeco de nieve, pero cada año hay más elementos, como el taller de los elfos y la tarjeta de felicitación) y también la foguera, en la que ya ha recreado un trébol, la estela funeraria de Trasona y este año el castillete de una mina.

"No me puedo quedar con ninguna de las cosas que he hecho, porque lo que quiero es que la gente las disfrute y creo que lo hacen. Quizás a aquel castillo para el teatro le tenga cariño porque fue casi lo primero que hice en serio y fue muy complejo, tenía muchos detalles", comenta el trabajador. En la hoguera se quema el trabajo de unos meses, pero eso no le importa: "Ya he dicho que lo que quiero es que la gente se sorprenda y disfrute. Sabes que se va a quemar en la hoguera desde el principio y no le das más vueltas". Por eso, cuando algo sale mal, como ocurrió este año al dispararse varios elementos pirotécnicos de pronto, se lamenta: "Nadie quiere que la foguera salga mal, yo el primero, es algo para recordar y con esa idea trabajo".

Pese a que la carpintería le ha tocado de rebote, no es algo a lo que fuera ajeno del todo. "Mi padre -explica- era carpintero y siempre tuve mucha curiosidad. Me llamaba la atención y le veía trabajar siempre que podía en la mesa que tenía en casa. Me gusta ver trabajar a los fontaneros, a los electricistas...", destaca Pravos. Por eso, hace años se hizo belenista y empezó a trabajar con poliestireno. De ahí al arco de triunfo hubo un paso.

Cada uno de los trabajos le lleva unas semanas. "Cuando pasa la Navidad, empezamos con el Antroxu y, después, con la hoguera...", comenta Pravos. Actualmente, trabaja sus piezas en la Casa del Deporte, las antiguas piscinas de Las Vegas, y la rutina está clara: "Soy una persona muy tranquila, me pongo música y puedo pasarme horas aquí trabajando". Afirma que se decanta por la música instrumental, que le ayuda a concentrarse, sea cual sea el estilo: "Con esto de poner el móvil y tener toda la música que quieras es muy cómodo".

La forma en que trabaja cada pieza es siempre la misma: "Busco referencias e intento hacerlo lo más real posible mirando las fotografías. Con las herramientas que tengo, tampoco es tan difícil. A veces encuentro piezas que me gustan, pero no puedo hacerlas por tiempo, que eso es otra cosa a la que me tengo que adaptar. No tengo un año para hacerlas". Además, siempre intenta aprovechar los materiales lo más posible, buscando el modo de sacarles el máximo partido a las piezas ajustando el tamaño... "Aquí no se desperdicia casi nada", sentencia el trabajador municipal.

Sus obras, las que no están quemadas o reutilizadas, están repartidas por los centros educativos del concejo y en El Llar de Las Vegas. "Empezamos a quedarnos sin sitio, vamos a tener que buscar un almacén porque tampoco podemos llenar los colegios de decorados", comenta.

Confiesa que su familia lo lleva con toda la paciencia que puede. "Al margen de construir las piezas tengo que realizar mi trabajo, para el que estoy contratado y es mucho el tiempo que lleva. A veces me dicen que tengo que tomarme un descanso, igual les tengo que hacer caso", concluye, entre risas.

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