Una muchacha camina ensimismada a lo largo de la calle Ferrería. Bajo los soportales oscuros, en un cuadro salpicado entero por tonos ocres y apagados, la protagonista del lienzo, según su pintora, parece decir: "Sin color, ¿acaso me he perdido?". Esta reflexión, escrita por la poeta avilesina Ana de Valle hace más de cincuenta años, regresa a la mente de la joven avilesina que deambula por el cuadro de Chelo Fonseca, una de las artistas del proyecto "Pintado versos" que se puede ver en el palacio de Valdecarzana hasta el 1 de septiembre.

La muestra la organiza la pintora Pilar Prado y se presentó ayer. Las ilustraciones de los versos de De Valle llenan "de artistas y amigos" la céntrica sala de exposiciones avilesina. La concejala de Cultura, Yolanda Alonso, se mostró "orgullosa" de haber contribuido a desarrollar "un justo homenaje" a la célebre poeta de la comarca.

Las 17 pinturas están agrupadas en su mayoría en parejas y se muestran así en las paredes de la sala expositiva. Se basan en versos sueltos de la poeta que Pilar Prado encontró, "por casualidad", en un antiguo libro antológico editado por el Ayuntamiento. "Propuse el proyecto a mis compañeros sin saber si les gustaría. Al final, tuvimos hasta pequeñas riñas por ver qué pintor se adjudicada cada verso. Hicimos estos cuadros con muchísima ilusión", explicó. La marcada temática ilusoria y visual de la poeta en los versos que sirvieron de inspiración a los artistas permitieron, según los propios pintores, conseguir una muestra "profundamente variada", pero con una "cohesión argumental que le da sentido".

Hay una niña perdida que caminan por el centro histórico, una estrella de mar asolada en la orilla de una playa, amaneceres naranjas, cielos oscuros. "De Valle hablaba mucho de las horas grises o azules, pero también de ascuas de oro. Describe parques vacíos, árboles misteriosos. Genera un ambiente muy poético que, precisamente por poético, resulta muy visual, muy pictórico", aseguró Prado, que fue la encargada de aunar todos los versos que sirvieron de inspiración a los artistas en un mural escrito a carboncillo y mano alzada y que preside la sala expositiva.

Aunque destaca el empleo del óleo, los pintores han usado todo un abanico de técnicas peculiares. Es el caso de la pintora Luisa Bueno, que al leer el verso de la poeta "horas sin color" recordó las fotografías en blanco y negro que su marido inmortalizaba en los edificios antiguos de Las Meanas. Su cuadro muestra el reflejo de un árbol que realizó, primero, con espátula, y que después "texturizó" con su máquina de coser. "Cada verso inspira imágenes distintas y exige técnicas variadas", explicó.