"Este país no puede permitirse el lujo de que la gente se vaya del mercado laboral a los cincuenta y tantos años". El exrector de la Universidad Complutense de Madrid y experto en demografía, Rafael Puyol, fue así de contundente a la hora de analizar la necesidad de introducir medidas para mantener el sistema de pensiones con el brutal envejecimiento de la población que se avecina. Todos los expertos que participaron ayer en la primera sesión del curso sobre envejecimiento en La Granda hicieron incidencia en este reto que tiene la sociedad española, y advirtieron de que no hay tiempo que perder para poner en marcha reformas, por impopulares que sean. Las proyecciones demográficas muestran que la población activa menguará en 15 años de tal forma que la ratio cotizante-pensionista pasará a ser de 1,3, frente el ya escaso 2,28 actual. "Con el sistema de reparto actual no vamos a poder pagar las pensiones o, si se pudieran pagar, disminuiría su cuantía", advirtió Puyol.

Sobre qué hacer, recetó medidas a corto y largo plazo. Entre las primeras, "desincentivar la jubilación anticipada, que es una práctica muy frecuente en nuestro país, ampliar la vida laboral, elevar el número de años de cotización para el cálculo de la base de jubilación, y políticas de ayuda familiar y de conciliación de la vida laboral y familiar". Más a largo plazo será también necesario "modificar el sistema de pensiones hacia un sistema mixto", que incluya aportaciones voluntarias a fondos y planes de pensiones con un tratamiento fiscal más incentivador.

En lo que se refiere al mercado laboral, la población potencialmente activa perderá en 15 años más de 2 millones de personas. "A corto plazo el mercado laboral acusará un envejecimiento de la masa laboral. Además de exigir la inyección de trabajadores con otras procedencias va a requerir que más trabajadores senior se mantengan en el mercado laboral", advirtió.

Las cifras de senior activos en España son muy bajas, apenas el 0,6 por ciento de los mayores de 70 años. La tasa de actividad de los mayores de 65 años es del 6,23 por ciento, frente a la media europea del 19 por ciento o los mucho más destacados casos británico (34 por ciento) y portugués (37,8 por ciento).

De los cuatro grandes interlocutores sociales que tiene el mercado laboral, Rafael Puyol indicó que el Ministerio de Trabajo es el gran adalid del alargamiento de la vida laboral e, mientras que las empresas han seguido hasta hace poco tiempo políticas vinculadas a las prejubilaciones y los sindicatos "no quieren ni oír hablar de prolongar la actividad" y los trabajadores no muestran un interés significativo en prolongar la actividad a determinada edad.

"Si queremos mantener en condiciones razonables la relación entre activos y dependientes no quedará más remedio que inyectar más activos en el mercado laboral. La situación es la que es. No hay políticas activas en materia de natalidad, de ayudas familiares, permisos de maternidad en condiciones... No tenemos nada de eso", criticó. Por eso urgió a definirlas, así como políticas activas sobre el envejecimiento y para regular la llegada e integración de los inmigrantes. "Hacen falta políticas activas para desarrollar estas acciones, porque sin ellas, si la cosa ya hoy está mal, dentro de unos años estará mucho peor", alertó.

Una de las lecturas positivas de este panorama la aportó el doctor Leocadio Rodríguez Mañas: "Ahora hay 3 millones de parados, pero de aquí a 15 años harán falta 4 millones de trabajadores. Los niños que hoy están en el colegio no van a tener problemas para encontrar trabajo".